En Oaxaca los incendios forestales representan una de las mayores amenazas ambientales pues cada año, miles de hectáreas de bosques y selvas son consumidas por el fuego, afectando gravemente la biodiversidad, alterando los ecosistemas, desplazando a comunidades enteras y contribuyendo al cambio climático.
Las imágenes de cielos cubiertos de humo, árboles en llamas y animales huyendo han conmocionado al mundo, pero aún falta una respuesta contundente. La prevención, la educación ambiental, el monitoreo satelital, la rápida respuesta ante emergencias y leyes más estrictas contra prácticas irresponsables son esenciales para frenar esta tragedia.
Proteger nuestros bosques no es solo una cuestión ecológica: es también una responsabilidad social, económica y moral. El futuro del planeta depende en gran parte de nuestra capacidad para convivir con la naturaleza, respetarla y cuidarla. Más allá de buscar a los responsables de posibles hechos delictivos, se debe actuar con oportunidad para evitar que estos siniestros terminen con la poca vegetación en nuestro estado.
Las causas de estos incendios pueden ser naturales, como los rayos durante tormentas eléctricas, pero en la mayoría de los casos están relacionadas con la actividad humana.
Quemas agrícolas descontroladas, fogatas mal apagadas, colillas de cigarro y hasta acciones intencionadas con fines económicos son responsables de una gran parte de estos desastres.
Además, el aumento de las temperaturas globales y las sequías prolongadas generan condiciones cada vez más propicias para que los incendios se propaguen con rapidez y violencia. Las consecuencias no se limitan al daño ecológico ya que el humo producido por los incendios contamina el aire, afecta la salud respiratoria de millones de personas y puede viajar miles de kilómetros. Animales silvestres mueren calcinados o quedan sin hábitat, mientras que especies vegetales pueden tardar décadas en recuperarse, si es que lo hacen.
Necesarios espacios
La organización de expo ferias es una herramienta fundamental para promover el desarrollo económico, social y cultural de nuestras comunidades. Estos eventos no solo impulsan la actividad comercial, sino que también fomentan la visibilidad de emprendimientos locales, generan vínculos entre productores y consumidores, y ofrecen un espacio de encuentro, aprendizaje y recreación para la ciudadanía.
Sin embargo, para poder llevar a cabo este tipo de iniciativas de manera ordenada, segura y efectiva, es indispensable contar con espacios físicos adecuados. La falta de infraestructura disponible o habilitada para la realización de ferias limita significativamente la posibilidad de desarrollo de estas actividades, afectando tanto a los expositores como al público en general.
Cada año y en cada temporada se recurre a los mismos espacios de nuestra ciudad que además de dañar su estructura impide que los visitantes nacionales y extranjeros, como los propios habitantes puedan disfrutar con total tranquilidad. Además, la instalación de carpas representa otro riesgo para la integridad de quienes acuden a estos lugares.
Por eso, resulta urgente la habilitación o disponibilidad de espacios amplios, accesibles, seguros y funcionales, que puedan albergar ferias de distintas escalas. Se requiere infraestructura con servicios básicos como electricidad, sanitarios, conexión a agua potable, áreas de carga y descarga, y, en lo posible, protección frente a las inclemencias climáticas.
Es importante que estos espacios estén ubicados en zonas de fácil acceso y visibilidad para facilitar la participación masiva. Contar con espacios estables y adecuados para ferias permitiría planificar actividades con mayor frecuencia, fortalecer el ecosistema emprendedor, dinamizar economías locales y consolidar estos eventos como instancias permanentes de encuentro.