En momento en que el país atraviesa un proceso complejo de reforma constitucional y de transformación en sus políticas públicas, que ha incluido la desaparición de organismos clave para garantizar el derecho de acceso a la información pública, es necesario reflexionar sobre los antecedentes históricos y los esfuerzos que dieron vida al Grupo Oaxaca.
Este colectivo pionero en la promoción de las leyes de acceso a la información pública y protección de datos personales, tanto a nivel federal como en los estados, contó con la invaluable contribución de EL IMPARCIAL de Oaxaca y de la Asociación Mexicana de Editores (AME), instituciones fundamentales en esta causa.
Tal como lo reconoce el investigador Ernesto Villanueva, el Grupo Oaxaca, ahora reconocido por su papel decisivo en la historia del derecho a saber en México, surgió durante un congreso internacional organizado por EL IMPARCIAL de Oaxaca y la AME, con el valioso apoyo de la Fundación Konrad Adenauer. Desde su concepción, fueron aliados estratégicos del Grupo Oaxaca, ofreciendo no solo respaldo logístico, sino también un compromiso activo en el diseño y promoción de iniciativas de transparencia.
Su papel fue fundamental en el cabildeo para la aprobación de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Gubernamental de 2002, pues se trataba de romper con una tradición de opacidad gubernamental profundamente arraigada. Hasta ese momento, el paradigma dominante sostenía que todo era secreto, salvo aquello que el gobierno decidiera revelar.
En este proceso, Benjamín Fernández Pichardo fue una figura clave, brindando su confianza y respaldo incondicional para convertir las ideas en normas jurídicas tangibles. Más allá de la Ley Federal, el compromiso de estas instituciones permitió sentar las bases para que el derecho a saber no quedara en un ideal abstracto, sino que se tradujera en leyes concretas y en la creación de organismos garantes en los estados.
A pesar de los logros iniciales, el camino hacia la transparencia no estuvo exento de desafíos. Uno de los principales retos fue socializar el derecho al acceso a la información pública y a la protección de datos personales. Una tarea que sigue vigente.
Desabasto de medicinas
El desabasto de medicamentos es un tema urgente que requiere atención inmediata. Garantizar el acceso a tratamientos es una responsabilidad ética y social que no puede ser postergada. Los gobiernos, las farmacéuticas y la sociedad deben trabajar juntos para encontrar soluciones sostenibles y evitar que millones de personas continúen sufriendo las consecuencias de este problema.
Es un problema crítico que afecta tanto a los sistemas de salud como a los pacientes que dependen de medicamentos esenciales para mantener su calidad de vida o incluso para sobrevivir. Este fenómeno puede tener diversas causas, que van desde problemas en la producción y distribución, hasta fallos en la gestión de compras públicas, conflictos legales o situaciones de emergencia, como pandemias o desastres naturales.
En muchos países, el desabasto se debe a deficiencias en la cadena de suministro. Factores como la falta de materias primas, interrupciones en la manufactura, o problemas logísticos pueden retrasar o limitar la disponibilidad de ciertos medicamentos. Esto afecta particularmente a los fármacos de bajo costo, cuya producción puede no ser rentable para las empresas farmacéuticas, lo que lleva a la disminución de su fabricación y a una mayor vulnerabilidad en el suministro.
En el ámbito gubernamental, la falta de planeación adecuada y la corrupción también son factores que agravan esta crisis. Las licitaciones mal gestionadas, los retrasos en los pagos a proveedores y las disputas contractuales pueden provocar que los medicamentos no lleguen a tiempo a los hospitales y centros de salud. Asimismo, el desabasto es más notorio en países donde los recursos destinados a la salud son insuficientes o mal distribuidos, lo que deja a miles de pacientes sin acceso a tratamientos esenciales.
Las consecuencias del desabasto son devastadoras. Los pacientes con enfermedades crónicas, como diabetes, hipertensión o cáncer, son particularmente vulnerables, ya que la interrupción en sus tratamientos puede provocar complicaciones graves o incluso la muerte. Además, la falta de medicamentos esenciales incrementa la carga en el sistema de salud, ya que las complicaciones derivadas del desabasto suelen requerir atención médica más compleja y costosa.