Que las mujeres también gobiernen Oaxaca
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Aguila Mexicana

Que las mujeres también gobiernen Oaxaca

 


¿Cuándo vamos a ser testigos de la paridad de género en cuestiones de gobernanza? ¿Cuándo vamos a ser testigos de que las cámaras de diputados y cenadores tengan en sus curules a la mitad de hombres y a la mitad de mujeres legislado? ¿Cuándo vamos a ver que un sexenio sea gobernado por mujeres y el siguiente por hombres en los estados de la república? ¿Cuándo tendremos a una mujer que represente el poder ejecutivo de nuestro país?

La historia del mundo nos ha demostrado que las mujeres han podido representar con capacidad los cargos públicos en los que han participado pero la historia también nos ha demostrado que esos espacios han sido pocos y nuestro contexto actual nos dice que la sociedad sigue siendo renuente en aceptar la paridad de género. Se habla mucho sobre la equidad, incluso se ha legislado al respecto pero en la vida real estamos lejos de materializar esas leyes que han pretendido darle un impulso a la participación política de las mujeres, solo hace falta darse una vuelta en el congreso oaxaqueño donde las mujeres legisladoras escasean, solo falta mirar el pasado de Oaxaca donde ninguna mujer ha sido gobernadora.

Que decir de los municipios donde incluso algunas mujeres que han ganado contiendas en algunos municipios han sido víctimas de violencia para coaccionarlas a que dejen esos cargos, y no es que Oaxaca no esté preparada para que la mitad de las mujeres asuman responsabilidades para gobernar, porque talento en la entidad sí hay, mujeres con capacidad y preparadas existen, lo que pasa es que los espacios políticos son cerrados para que el orden actual siga imperando, la cuestión es que si no cambiamos estos paradigmas nunca vamos a evolucionar, como sociedad debemos permitirnos experimentar cambios porque seguramente lo nuevo y lo diferente enriquecerá nuestra perspectiva política y social.

Con un cambio de paradigmas también podremos eliminar prejuicios que se pueden tener respecto al hecho de que la mitad de las mujeres se encuentren en éstos espacios, el momento es ahora ya no cabe postergarlo, pero ese momento debe ser tomado por las propias mujeres, la apatía y aceptación de que las reglas sigan siendo las mismas también es responsabilidad de las mujeres y por supuesto que el cambio de perspectiva se debe secundar por los hombres porque la aceptación del implemento de estos cambios hará que dejen un legado a sus futuras generaciones femeninas. Hay que aclarar que la cuestión no trata de que se imponga un feminismo radical, la cuestión debe estar estrictamente apegada a los derechos y libertades que como mujeres también se tienen, pero que no se han ejercido por esa resistencia social.

Las estadísticas muestran que las mujeres no han llegado a ocupar ni un 20% de espacios para gobernar en ciudades grandes como la ciudad de México donde se supone hay más apertura social, entonces ni soñando llegamos a ese porcentaje en Oaxaca, por supuesto no olvidemos a las instituciones académicas que también siguen el mismo patrón, los espacios para dirigir estas instituciones siguen siendo cerrados hacia las mujeres.

Afortunadamente la Suprema Corte de Justicia de la Nación y la Corte Interamericana de Derechos Humanos nos dicen que podemos hacer efectivo el recurso rápido, sencillo y efectivo que se refiere a la protección judicial, donde expresamente menciona la Convención Americana de Derechos Humanos en su artículo 25 que “Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales…”

Es decir, las mujeres pueden hacer efectivas las herramientas jurídicas para que el planteamiento que realizo no se vea como un cuento utópico, el planteamiento es una realidad que solamente se debe implementar.

Ana Aguilar.