Conservadores. Complicidad y poder
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Opinión

Conservadores. Complicidad y poder

 


El proceso electoral se agudiza al interior de las tendencias políticas que contenderán en la parte constitucional del mismo por adquirir la presidencia de la República y los congresos, para si y sus allegados y simpatizantes mediante el mecanismo de la prebenda y los beneficios que produce la distribución de recursos públicos en obras y servicios que enlaza a los operadores en la complicidad compartida sostenida en la opacidad. La complicidad compartida se utiliza, en la actualidad por la cuarta transformación, con sus propias características para reproducir la experiencia hegemónica del pasado. 

Hoy, con variables, la lucha se da entre tendencias conservadoras, si entendemos que los partidarios de mantener los valores políticos, sociales y morales institucionales de la República que se opone a reformas o cambios radicales en la sociedad y la que tiene el poder pregona la transformación de lo vigente en favor del pueblo buscan, primero como acceder al mando nacional, y segundo, asegurar su ejercicio por largos periodos, como en el pasado, es decir, ambos son conservadoras, la cuarta transformación y los opositores.

Ya no se trata de innovar el funcionamiento de la estructura institucional de la República y de su gobierno, sino de adecuarla o aprovechar la existente para beneficio del que llega a la presidencia, a ese esquema, lo denominó la cuarta transformación, partiendo del desmantelamiento del entramado institucional para debilitar la división del ejercicio del poder y tornarlo centralizado, uniendo fuerzas armadas y recursos públicos en el contexto de la complicidad y la represión oficial a los opositores.

La oposición PAN, PRI Y PRD y segmentos de la sociedad civil, también buscan recuperar el poder para mantener su ejercicio por periodos ilimitados, es decir también son conservadores en ese sentido, pero sirviéndose de la estructura institucional a la que solo maquillan, pero no lo desgastan estructuralmente, como lo ha pretendido hacer la cuarta transformación.   

El Revolucionario Institucional mantuvo el poder durante un buen número de sexenios bajo el esquema de la complicidad compartida, gestada con el movimiento de independencia; cobra vida con la reforma que encabeza Don Benito Juárez y crece con la revolución mexicana que fortalece el ejercicio temporal del poder hasta alcanzar la madurez que concentra en una sola tendencia, esta se agota y propicia la transición. 

Sin embargo, se puede afirmar que en el periodo priista se perfeccionó la corrupción, aun no se hacía evidente la presencia de las organizaciones del crimen organizado y el potencial económico que adquirió, en menos años que el PRI, cuestión que hizo posible su infiltración a la maquinaria oficial del poder público y su participación en el ejercicio de gobernar municipios, estados y algunos cargos superiores.

El asunto tiene repercusiones que se han profundizado en este sexenio frente a una política de seguridad que no ha tenido la respuesta adecuada efectiva a la creciente inseguridad que causa la criminalidad en general comandada por sus organizaciones, con una estructura similar a la del estado mexicano, con representaciones en cada entidad y municipios. Los besos, abrazos y no balazos, es un eslogan sin contenido, pues el crimen se ha incrementado ostensiblemente, ya no por culpa de los conservadores del pasado, sino de los conservadores actuales que les ha permitido actuar sin ser agredidos por la fuerza legal del estado. Hacen y deshacen con impunidad garantizada.

Mientras tanto la sociedad, el pueblo, no el sacrificado, sino el real, que no alcanza a comprender los alcances de una política de seguridad pública que no lo brinda lo que ese derecho implica, como lo es el desarrollo de una vida ordenada, en paz, seguridad en el tránsito de personas por las vías públicas, deslumbrado con el apoyo económico que recibe, no del presidente, sino del dinero de los contribuyentes, no alcanza a discernirlo para razonar su voto y consecuentemente apoya sin limitación las decisiones del presidente.

Los acontecimientos relacionados deben ser debatidos y cuestionados por los sectores de la sociedad frente a los candidatos, en su momento, para que se comprometan con acciones de resultados a corto plazo que enmienden los que ha afectado al INE a la independencia de la Suprema Corte, la seguridad pública de mujeres, hombres, niñas, niños, incluyendo una proyecto de visión renovada de procuración y administración de justicia, policías civiles profesionalmente preparados en los municipios, estados y federación, fundamentada en un sistema integral de seguridad pública que, regionalmente, garantice, proteja y tutele ese derecho humano, con amplitud fortalecer las Instituciones y poderes para mantener el equilibrio que evite los abusos y excesos del gobernante en turno.

Es tarea social difundir las inquietudes de una sociedad preocupada por el futuro de sus hijos, nietos y de las nuevas generaciones de jóvenes que exige mejores condiciones de vida y desarrollo para las  mismas; que no les imponga permanecer en la dependencia que somete voluntades mediante los obstáculos que el poder ha implementado para evitar que incida en las políticas públicas con sentido democrático participativo que cuente con una estructura institucional que fortalezca, no a los gobernantes, sino de los mexicanos.

Consolidar, con su voto, el equilibrio de la división de poderes es el reto para el ciudadano en el próximo proceso electoral, seamos conservadores del fortalecimiento del respeto a la Constitución, instituciones y la protección, tutela y garantía de los derechos humanos del pueblo de México. 

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