El fin de la emergencia
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Opinión

El fin de la emergencia

 


 

En redes sociales aparecen “recuerdos” de aquellos días, los causados por covid-19. Calles desiertas e instantes que identificamos de inmediato como momentos propios del aislamiento. Parece que fue hace tanto, un momento histórico inimaginable. La pandemia detuvo al mundo y evidenció la profunda desigualdad con la que se enfrenta el día a día. Desde los que tuvimos el privilegio de encerrarnos y cumplir con nuestras responsabilidades con el menor contacto hasta quienes se obligaron a cumplir con lo que les permitía llevar el sustento a su hogar, todo, a pesar del riesgo. Social y humanamente hemos tenido que hacer ejercicios de conciencia, someternos a la crítica, incluso a la que viene desde el interior, para reflexionar sobre lo que podemos hacer mejor para enriquecer la convivencia, para ser más justos, más empáticos.

Sin embargo, además de lo anterior, también está lo político, porque covid-19 fue un asunto que tenía que resolverse desde esa esfera, desde donde mandan los y las líderes de cada país. En ellos y ellas cayó la responsabilidad del manejo de la pandemia. Y qué diferencia, sobre todo en los países encabezados por mujeres, así está documentado con cifras y ejemplos de política pública: Jacinda Ardern en Nueva Zelanda; Sanna Marin en Finlandia; Tsai Ing-wen en Taiwan; Katrín Jakobsdóttir en Islandia, Mette Frederiksen en Dinamarca; Erna Solberg en Noruega, y Angela Merkel en Alemania.

México tuvo un papel que se convirtió en ejemplo para el mundo. El nombre de nuestro país se anota en el manual de todo lo que no se debe hacer para enfrentar una pandemia. No sólo porque el presidente y sus funcionarios responsables del tema sanitario negaron la letalidad del SARS-CoV-2, sino que, a pesar de la contundente evidencia, no reconocieron los errores, por el contrario, convirtieron las críticas en herramienta de polarización. Andrés Manuel López Obrador llamaba a salir a la calle, a reunirnos, a mantener activa la economía, cuando los expertos del mundo pedían que se hiciera lo contrario: “Miren, lo del coronavirus, eso de que no se puede uno abrazar; hay que abrazarse, no pasa nada…”, dijo en los primeros días de la emergencia sanitaria. El mandatario mexicano minimizó el alcance del virus e hizo recomendaciones absurdas, enfocadas más al realismo mágico que a la ciencia, se ufanó que recibía protección de una oración: “Detente, enemigo, que el corazón de Jesús está conmigo…”, y que, para no enfermar, era suficiente con no mentir y no robar. El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell desacreditó el uso del cubrebocas, en clara línea con la postura presidencial. El resultado de estos, sólo algunos ejemplos de la política bajo la cual se operó el manejo de la pandemia se cuenta en miles de mexicanos muertos, los fallecimientos reconocidos y aquellos que se contabilizan a partir del análisis del exceso de mortalidad en estos años.

México está en esa lista, la de los países que peor enfrentaron este momento histórico. López Obrador, tres veces contagiado de covid-19, está junto a esos otros líderes que, como él, dieron ejemplos de su irresponsabilidad: Donald Trump difundió desinformación, incluso llegó a sugerir inyecciones de desinfectante como alternativa para neutralizar el virus, en una de las muestras más atroces de ignorancia. El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, evitó ordenar medidas restrictivas, pero sugirió beber vodka e ir a saunas como estrategia de prevención. Jair Bolsonaro trabajó mucho, con ahínco, contra todas las políticas impuestas a nivel local en varias ciudades de Brasil para contener los contagios. Como el presidente mexicano, mostró su fervor por el no uso de cubrebocas, incluso, sin portarlo, se acercó a un grupo de reporteros cuando ya había sido diagnosticado con coronavirus. O el primer ministro de India, Narendra Modi, quien hace dos años ya se declaraba victorioso por su manejo de la emergencia, a pesar de que su país fue uno de los epicentros de la pandemia, pues llegó a registrar hasta 400 mil contagios por día.

La mañana de este viernes, la OMS anunció que oficialmente se levantaba la alerta, terminaba la emergencia sanitaria internacional por covid-19, aunque de inmediato subrayó que el peor error que se puede cometer es bajar la guardia… pero otro error también sería no cobrar factura a esos líderes y funcionarios irresponsables.