Sucesión adelantada
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Sucesión adelantada

 


El o la que sea candidato/a para la presidencia de la república será el próximo presidente de México. La historia se repite. Un partido con una mayoría aplastante. Andrés Manuel López Obrador hizo alusión esta semana a dos personalidades que, según la opinión pública, están tratando de ser los sucesores del actual habitante de Palacio Nacional. Gente ligada al canciller Marcelo Ebrard declaró que el piso no estaba parejo para todos los precandidatos y eso dio pie a que el presidente dedicara parte de su mañanera del lunes a criticar a aquellos que afirmaban la falta de suelo parejo y comentar que él no tiene ningún precandidato. Añadió que no va a decir absolutamente nada ni a dar señales de ningún tipo, porque si él se equivoca con el candidato que no quiere el pueblo sería una verdadera catástrofe para Morena. Afirmó que una vez que el pueblo decida quién será el candidato de Morena él lo va a apoyar para que sea el próximo presidente de México. Este señalamiento, los comentaristas de los diarios se lo adjudicaron como destinatario al canciller Marcelo Ebrard, el cual, no se había quejado personalmente, pero gente ligada a él habló de esa deficiencia del modelo democrático actual, la falta de piso parejo para todos aquellos aspirantes de Morena a ser nominados como candidatos a la presidencia de la república.

Una gran mayoría de ciudadanos piensa que las intenciones presidenciales están destinadas a proponer a una mujer como candidata, para acabar con la imagen de machismo que existe en México. Si eso sucede, seríamos unos mandilones. 

Al finalizar la semana volvió a arremeter contra otro de los personajes señalando aquel cuya ambición y deseo de poder los alejan de una concepción política de izquierda, quien no espera los dictados del pueblo, quien se empeña en tener el poder por el poder. No es de izquierda afirmó el presidente, y siguió enumerando una serie de defectos de aquellos candidatos que se ostentan como personajes de izquierda, pero que, según él, buscan el poder por el poder. Ante esta nueva declaración todos señalaron al líder de la cámara de senadores. El representante del estado de Zacatecas, Ricardo Monreal como destinatario de esta crítica que hizo el presidente. Según su descripción, el senador Monreal no es un hombre de izquierda.  

La mayoría de los mexicanos estamos sorprendidos por este adelanto que hubo en la búsqueda de precandidatos para la sucesión presidencial. Se piensa que éstos no son momentos de estar haciendo una candidatura sino de estar trabajando a favor del pueblo de México y de la persona que los nombró como secretarios de Estado para que lo ayuden en la tarea de gobernar y, lo más importante, lograr que permanezcan y se establezca en México las medidas de la cuarta transformación que está impulsando este gobierno. Una transformación verdaderamente importante para el país que durante 36 años estuvo gobernado por gobiernos neoliberales, los cuales se empeñaron en vender todos los bienes que tenía el pueblo y en favorecer a las compañías trasnacionales, principalmente españoles, para obtener de ellos dividendos una vez que hubieran salido del poder. 

Ahora vemos cómo Ernesto Zedillo, Felipe Calderón ocupan puestos importantes como asesores, participantes de consejos consultivos, asistentes de las direcciones de empresas a las cuales les entregaron los bienes nacionales, los ferrocarriles, las minas, el petróleo y la electricidad. Esto sí no es ilegal, es completamente inmoral.   

Ahora reciben sus beneficios sueldos fabulosos que constituyen un pago a las prestaciones y a las facilidades que los dieron para apropiarse de los que se llamó en un momento bienes nacionales consistentes en concesiones mineras, posibilidades de producir y revender electricidad, recibir los mantos petrolíferos casi regalados y venderlos a las compañías trasnacionales, entregar los recursos energéticos a la iniciativa privada transnacional. De todo esto nos enteramos en las “Mañaneras”. 

Según las reglas establecidas por las tradiciones políticas mexicanas los tiempos de la sucesión están adelantados, se olvidan de que en esta nueva administración se han cambiado muchas cosas inclusive las de elegir al candidato de la sucesión y abrir un debate entre los que quieren participar y los que pueden participar. Cada gobernante tiene el derecho y la obligación de establecer sus propias reglas de juego para los sucesores, de manera que los puedan cambiar en el último momento los pueden impulsar y lograr que ganen unas elecciones que, aunque están diseñadas para ganar por una mayoría aplastante, no tengan problemas en la gobernabilidad del país y en mantener las condiciones de desarrollo que favorezcan a los pobres. 

La lucha electoral hasta ahora está ganada por Morena. Esta elección, pase lo que pase sabemos que la ganará Morena y como van las cosas obtendrá la mayoría en las gubernaturas, en las diputaciones y en las senadurías. Para aquellos que detestan el modelo político y económico de Andrés Manuel López Obrador tendrán que soportar otros seis años de austeridad, de manejo cuidadoso del dinero y de reformas que beneficien a las mayorías. Cualquiera que llegue, moderará los extremos a que ha llegado este presidente, pero no cambiarán los principios. Hay Morena para rato.  

Por lo pronto, aquí en Oaxaca, habrá que chutarse seis años de un gobierno que dice es de izquierda. Fin


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