Los jesuitas promovieron un sistema educativo fuerte y fortalecido con lectura, idiomas, así como la licenciatura, lo que los actuales modelos educativos olvidaron.
Al presentar la conferencia “La Compañía de Jesús en México y en Oaxaca: más de 450 años de presencia jesuita” el padre Arturo Reynoso, dijo que esta corriente religiosa católica, daba en sus comienzos cursos de gramática en latín y sin este aprendizaje, no se podían estudiar algunas licenciaturas.
En su exposición, dijo que por lo menos debían estudiar 3 años de latín y posteriormente, venían estudios de humanidades que era poesía, historia y retórica, aunado al arte del saber hablar y transmitir para llegar a la dialéctica.
Mientras tanto, antes de los estudios fuertes, el alumno tenía que aprender un idioma, saber leer, hablar-argumentar y expresarse con un lenguaje bien elaborado.
“Todo este sistema educativo lo olvidaron los modelos educativos de la actualidad”, dijo desde el templo de La Compañía.
Y en este modelo jesuita, al término de las etapas mencionadas, venía el estudio de Humanidades, con la Filosofía y un curso de Física, Lógica y Metafísica y después, los estudios de Teología.
Los jesuitas tenían toda una red educativa a lo largo del virreinato en el Siglo XVI al XVIII, expuso el conferencista.
Además, tuvieron la ruta de misiones en los 1500; cuya red educativa, pastoral y misionera se fue abajo con Carlos III “de un plumazo”, cuando había 680 jesuitas en el país.
Las causas de la animadversión de la Corona contra los jesuitas, se motivó como un golpe hacia Roma para emanciparlos, señaló.
Desde 1529, la región de Oaxaca comenzó a ser misionada por los padres dominicos, y su primer obispo fue Juan López de Zárate.
Por su lado, en 1574, el Canónigo D. Antonio de Santa Cruz, solicitó al provincial jesuita, Pedro Sánchez, el envío a Oaxaca de algunos operarios.
No obstante, surgió un problema con los padres dominicos, ya que el lugar de residencia que el canónigo asigna a los jesuitas caía en la zona otorgada a los frailes, explicó.
El obispo Bemardo de Albuquerque, animado por sus hermanos dominicos, quiso impedir la fundación de la residencia jesuita y les retiró las licencias de confesar y predicar en su diócesis, los publicó por excomulgados y mandó, con censuras y penas pecuniarias, que nadie los tratase ni ayudase.
De acuerdo con el conferencista, en 1576 se abrió un colegio que ofreció cursos de gramática y retórica.
Los jesuitas se instalaron en primer lugar en el barrio de Jalatlaco de esta ciudad de Oaxaca, que después entregaron.
En 1852 vuelven después de la expulsión y su restablecimiento fue hasta el Porfiriato en 1817.
“De 1950 a finales del siglo XX, los jesuitas en Oaxaca han realizado, principalmente, una gran labor pastoral, tratando siempre de buscar el bien más universal y con su labor, buscar siempre la mayor gloria de Dios”, finalizó.
