“La Medicina es una carrera llena de empatía”, aseguró Omar Vladimir Gómez Reina, quien es médico pasante de Servicio Social en la Unidad Médica Rural San José Cuajinicuil del Instituto Mexicano del Seguro Social, en el municipio de Santa María Huatulco, Oaxaca.
Recordó haber elegido la Licenciatura de Médico Cirujano de la Facultad de Medicina de la UNAM por el gran espectro multidisciplinar que tiene: “La Medicina no sólo es ver el cuerpo humano, engloba muchas cosas que logran construir una unión entre la ciencia y el arte en pro de la salud”.
Decidió elegir una sede clínica rural porque le causaba mucha curiosidad entender lo que pasa con los pacientes que no son remitidos a tiempo para su atención. “Al principio mi estancia fue un poco difícil por la distancia con mi familia, me sentía solo, pero ahora quiero que mi Servicio no acabe, me la he pasado muy bien, he conocido mucha gente y, sobre todo, he aprendido mucho como médico y como persona”, expresó.
Al llegar a la sede se enteró que la clínica llevaba más de tres años sin un médico pasante, por lo que el primer mes fue de adaptación, de aprender, de conocer a la gente y los lugares: “Hoy me siento muy satisfecho con todo el trabajo que he realizado aquí, a veces la gente viene y me trae presentes pequeños, pero muy significativos para mí, y me dicen, por ejemplo, ‘gracias doctor, por salvar mi pierna’”.
Para él, la relación que ha formado con la comunidad es una de las cosas más valiosas que ha construido por su paso en San José Cuajinicuil.
Además del contacto con la comunidad, también he hecho amistad con pasantes de otras clínicas cercanas y salimos cada fin de semana a diferentes lugares, compartimos nuestras experiencias y eso también enriquece el cómo puedo abordar a un paciente”, resaltó Vladimir.
«Me he sentido bien recibido por la comunidad; la gratitud y el valor que me dan como médico no tiene precio.»
Los aprendizajes más valiosos que ha tenido de esta experiencia es ser autosuficiente y ser empático con las personas, entender el dolor, las quejas y el tiempo que pueden tardar en acercarse al servicio médico.
Como universitario, espera retribuir a la sociedad todo lo que la UNAM le ha dado, sin embargo, en ese proceso, también ha generado experiencias para toda la vida: “Lo que yo he vivido aquí, no lo voy a olvidar nunca”.
“La experiencia de servir en una zona rural es inigualable, tener ganas de conocer y experimentar debe de estar acompañada por una profunda pasión por la Medicina y ganas de servir a quien lo necesite, si sólo se quiere ir para estar cerca de la playa o para cumplir una obligación, el Servicio Social en una zona rural no es una opción”.
Asimismo, hizo una invitación a sus compañeros “que aman la labor médica y entienden la importancia de lo que hacen” a seleccionar una sede rural.
“En la ciudad dejé una vida hecha, mi familia, mis amigos, mi pareja, pero vine a ayudar a la comunidad con todo lo que aprendí en mi paso por la Universidad, y las experiencias y conocimientos que estoy generando aquí no los cambiaría por nada”, afirmó Vladimir.