La sentencia sobre el caso Digna Ochoa, una de las más relevantes que ha emitido la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), pone de manifiesto la importancia de erradicar estereotipos de género en el acceso a la justicia, principalmente para las mujeres, ya que si bien hay avances significativos como la creación de protocolos, lineamientos y leyes, se requiere una mayor conciencia y sensibilización en el tema.
En lo anterior, coincidieron las especialistas Karla Micheel Salas Ramírez y Daniela del Carmen Suárez de los Santos, quienes a invitación del Poder Judicial del Estado intervinieron en el Conversatorio virtual Caso Digna Ochoa, análisis jurídico desde los enfoques de género, interseccionalidad y diferenciados.
Ante el magistrado presidente Eduardo Pinacho Sánchez, personal del Tribunal Superior de Justicia y del Consejo de la Judicatura, abogadas, abogados, investigadores y sociedad en general que siguieron la transmisión en línea, la maestra Karla Micheel Salas Ramírez, abogada feminista y defensora de los derechos humanos, que dio acompañamiento al caso, mencionó que esta decisión de la Corte puede ser considerada como un homenaje y reconocimiento a la labor de defensoras y defensores de derechos humanos en México.
Indicó que entre las medidas de reparación que dicta la CIDH, se encuentran el fortalecimiento de la perspectiva de género, tomando en cuenta las voces de la sociedad civil, la creación de un protocolo en la materia, una reforma constitucional para reafirmar la autonomía e independencia de los servicios periciales y proteger a personas defensoras de derechos. “Digna sigue litigando, porque su sentencia no solo impacta sobre ella sino en todo el sistema jurídico del Estado”, afirmó.
En tanto, la maestra Daniela del Carmen Suárez de los Santos, quien se desempeña como subdirectora general de Planeación Estratégica y Seguimiento de Proyectos, de la Dirección General de Derechos Humanos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), resaltó que en la actualidad la violencia hacia las personas defensoras de los Derechos Humanos es alarmante, y en el caso de las mujeres la situación se agrava por su género, enfrentando discriminación y estigmatización.
