Con la apertura de la Puerta Santa de la Catedral Metropolitana, inició el Año Jubilar con la presencia de la imagen de la Virgen de la Soledad al pie de la cruz.
El arzobispo de Antequera Oaxaca, Pedro Vásquez Villalobos, pidió que todo nos lleve a crecer en el amor a Dios y en la reconciliación, como hermanos oaxaqueños, como pueblos, como comunidades.
Tal y como dicta el ritual, encabezó una procesión del templo de La Sangre de Cristo a la Catedral Metropolitana donde hubo celebración eucarística.
Tras recorrer calles del andador turístico “Macedonio Alcalá”, entre cánticos y oraciones, con el aroma del incienso y copal, llegaron a la avenida Independencia para después entrar a la Alameda de León y plantarse frente a la catedral.
Ahí, el arzobispo frente a la puerta principal, adornada en su marco y con una cruz hecha de flores, tocó para realizar la apertura de la Puerta Santa, donde para poder cruzarla es necesario fortalecer la espiritualidad.
Únicamente se logrará la indulgencia al atravesar la puerta en estado de gracia, además de orar por el Papa y por las necesidades de la humanidad, dijo.
Estableció que es un año de gracia, de crecer en santidad, en el que tenemos que crecer en el amor a Dios y en el amor a la madre de Dios, “ustedes y yo tenemos que reconciliarnos con Dios para que toda esa gracia que él nos concede la podamos aprovechar”, señaló en un mensaje difundido a la feligresía”.
El próximo miércoles 18 de diciembre, día en que se venera en Oaxaca a la Virgen de la Soledad, se abrirá también una puerta santa en la basílica menor donde reside desde 1620.
El día 22, se abrirá la puerta santa en Nochixtlán, Zaachila, Yalalag, Ixtlán, Juquila, Tlaxiaco, Pápalo, Etla, Miahuatlán, Tlacolula y Ejutla, que serán santuarios de gracia.
Pasar por la Puerta Santa es confesar con firme convicción que Jesucristo es el Hijo de Dios, el Señor y el Salvador que sufrió, murió y resucitó para nuestra salvación.
Con valentía, una persona decide libremente cruzar el umbral dejando atrás el reino de este mundo para entrar en la nueva vida de la gracia del Reino de Dios.
Por otra parte, cuando se abre la puerta, los obstáculos de paso a nuestro Señor son eliminados.
Durante el Año Santo, indicó el arzobispo, oremos para que los obstáculos de la debilidad personal, la tentación y el pecado sean eliminados de manera que tengamos una santa unión con nuestro Señor.
Llama arzobispo a la reconciliación
Tras agradecer al Papa Francisco haya concedido el año jubilar, el arzobispo de la Arquidiócesis de Antequera Oaxaca, Pedro Vázquez Villalobos, pidió sacar todo sentimiento que es negación de amor.
“Le he pedido a Dios que estemos reconciliados; buscamos que esta gracia nos traiga la reconciliación que tanto buscamos, que nos conceda la paz y que esta paz regrese a nuestra familia”.
Que no haya división ni confrontación, que logremos alcanzar la reconciliación entre los pueblos y los hermanos, “que empecemos en el interior de nuestras familias, en nuestras colonias, en nuestros pueblos para alcanzar la paz”.
En la homilía celebrada este domingo en la Catedral Metropolitana, dijo que la vida que tenemos es un don y una gracia, Dios nos bendice pero nos hacen falta ojos y oídos para ver y escuchar sus bendiciones.
Tras concluir la procesión que inició en el templo de La Sangre de Cristo para abrir la Puerta Santa, recomendó a todos los oaxaqueños aprovechar este año para reconciliarse con Dios.
A la comunidad católica reunida, dio a conocer que le pidió a Dios que en Oaxaca haya reconciliación y paz, que haya misericordia y perdón.
“Se hizo la petición al Santo Padre para que concediera un año de gracia y bendiciones, y aceptó para que seamos capaces de reconciliarnos con Dios y alcanzar la indulgencia que concede el Santo Padre”.
Por ello, demandó aprovechar este regalo y abrir las puertas de la justicia, para entrara dar gracias al Señor, “por ella entramos para obtener misericordia y el perdón”.
Apuntó que esta gracia se puede aplicar a los fieles difuntos, a sus seres queridos. Estas gracias no regresan, por lo que no se debía despreciar este regalo de vivir esta experiencia.
Admitió que a veces hay personas que se sienten defraudadas pensando que Dios no escucha y ni tiene misericordia, porque no les da lo que piden, cuándo él sabe bien lo que hace falta y lo que realmente necesitamos.
