La piel de María Elena aún no puede exponerse al sol, un año después de la agresión con ácido que sufrió un día como hoy pero de 2019 a las diez de la mañana en la entrada de su casa en Huajuapan de León, en la región Mixteca de Oaxaca. Las heridas cicatrizan de manera lenta, igual que la justicia que se esconde en las faldas de la pandemia.
Hoy se cumple un año del giro que dio la vida de “Malena” mientras se encontraba en su casa en compañía de su madre, previo al ataque que del que fue víctima de un hombre que con engaños logró ingresar a la vivienda y encontró la oportunidad de arrojar ácido en el rostro de la joven, por órdenes de un empresario gasolinero ligado al PRI.
“Mañana [este miércoles] se cumple un año que me cambiaron la vida, a mí y a mi familia, pero trato de levantarme con los pedazos que me quedan”, señala la joven a esta casa editorial vía telefónica, donde deja escuchar una voz fuerte.
Para María Elena Ríos, que haya pasado un año de aquella agresión no solo representa un proceso largo tanto físico como psicológico, sino en materia penal y de acceso a la justicia, que le resulta frustrante y cansado por los procesos burocráticos a los que debe enfrentarse.
“Malena” sabe que no es la primera ni la última mujer que agreden, pero sí está segura que la fiscalía general del estado de Oaxaca no quiere, no puede o no tiene la capacidad para hacer las cosas y erradicar distintos tipos de violencias que afectan a mujeres y niños.
La joven de 27 años sabe que la actual emergencia sanitaria por Covid-19 ha paralizado a la sociedad en diferentes aspectos, y confía que al cerrar cuarentena se pueda continuar con los procesos de acceso a la justicia como en el caso de las audiencias, que han sido suspendidas por la pandemia.
Desde aquel 9 de septiembre, el avance en las investigaciones y la aplicación de justicia ha sido a cuentagotas y la joven aún está a la espera de la aprehensión del quinto involucrado en su agresión, que las mismas autoridades le dicen que no puede encontrar.
Cuatro hombres a la fecha han sido aprehendidos por la agresión material e intelectual contra María Elena Ríos, incluido el empresario gasolinero que contrató al resto de los agresores para ejecutar el hecho, pero solo se ha logrado la vinculación a proceso. El quinto agresor sigue en libertad y Malena junto con su familia permanecen sin tener paz, temen a lo que pueda pasar si él sigue libre.
“Afortunadamente vivo para contarlo”, expresa la joven saxofonista, quien afirmó que la presión mediática ayudó mucho en su caso para llamar la atención de las autoridades.
María Elena también dice sentirse decepcionada por representantes políticos, quienes se ufanan de publicar en redes sociales el apoyo a María Elena para colgarse una medalla, cuando en ningún momento se han acercado a ella.
La joven lamenta que la mayoría de las agresiones contra mujeres y menores de edad se mantengan en la impunidad y sean revictimizados, como el feminicidio de la joven de 16 años de Baja California, Danna Reyes, donde el fiscal de ese estado la revictimizó al justificar el atentado con los tatuajes que ella llevaba en el cuerpo.
María Elena señala que desea seguir adelante y con acceso a la justicia, con la responsabilidad que asegura tener ahora en apoyo a más mujeres, niños y niñas que son agredidos, violados o asesinados.
