“La hojalata me da vida”: Miguel Ángel
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“La hojalata me da vida”: Miguel Ángel

“Cuando a uno le gusta, no ve uno el tiempo, las horas pasan y sigue uno trabajando”, dice el artesano del Barrio de Xochimilco


Fotos: Adrián Gaytán / Desde su taller, en el Barrio de Xochimilco, Miguel Ángel Agüero Pacheco muestra su equipo de trabajo y su obra de arte de hojalata.
Fotos: Adrián Gaytán / Desde su taller, en el Barrio de Xochimilco, Miguel Ángel Agüero Pacheco muestra su equipo de trabajo y su obra de arte de hojalata.

Miguel Ángel Agüero Pacheco, sin titubear, asegura que trabajar la artesanía de hojalata le da vida. En su imaginación va creando las figuras y va descubriendo nuevas técnicas, sin utilizar alguna máquina ni en el cortado del material.

De 77 años de edad, y trabajando diversas actividades desde los 7, cuando de su abuelo heredó el cariño por un oficio, conserva el ánimo por seguir dejando huella en este oficio que era característico de algunos barrios de Oaxaca.

El domicilio del artesano es conocido en la calle Santo Tomás del Barrio de Xochimilco, muy cerca del templo católico; una vivienda muy vistosa en algunas temporadas porque la adorna con sus creaciones.

En el taller en donde desempeña su trabajo sin medir el tiempo ni ver el reloj, tiene sus herramientas básicas. Está rodeado de sus creaciones y de álbumes que guardan su trayectoria y anécdotas.

Cuando a uno le gusta, no ve uno el tiempo, las horas pasan y sigue uno trabajando. Empiezo desde temprano, y llega la noche y sigo en el cincel; es más, dejé un trabajo federal por realizar mi artesanía”, dijo quien se dedica a esculturas completas con cientos de piezas.

Incluso, en su memoria conserva sus encuentros con grandes artistas plásticos como Francisco Toledo, Rufino Tamayo, entre otros.

 

Izquierda: Con su hijo Miguel, heredero en el oficio.
Derecha: Verdaderas obras de arte en el taller de Miguel Ángel Agüero Pacheco.

 

Ahora, Miguel Ángel comparte este trabajo con sus 7 hijos, entre ellos el que lleva su mismo nombre y que está innovando las piezas con iluminación led. La hija, quien forma parte de la expo feria artesanal de Guelaguetza, ganó un premio con un juguete tradicional hecho con hojalata.

El artesano ha buscado siempre formas de cambiar las elaboraciones y ha exportado a Inglaterra, España, Estados Unidos, entre otros países.

En las paredes del taller cuelgan mariposas, pájaros, corazones, flores, entre otros diseños comerciales, pero también se encuentran sus nuevas imaginaciones plasmadas en el material plateado.

No obstante, el aumento de los precios en la materia primaria ha afectado su actividad. Y es que, al menos ha incrementado en un 200% sus materiales como, por ejemplo, la barra de soldadura la compraron el año pasado en 160 pesos y ahora está en 480 pesos.

Lo mismo la hoja de lata que estaba en 35 pesos, ahora vale 70 y de esa manera también otros materiales incrementaron.

Para esta fiesta de la Guelaguetza espera vender una cantidad considerable de piezas porque la venta ha estado baja.

 

Trabajo con más de 1,400 cinceles

 

Son estos cinceles, todo esto que está allá, es mi equipo de trabajo”, contó para patentizar que su técnica es netamente artesanal.

En los muebles de Miguel Ángel están guardadas las piezas con que detalla las figuras en la hojalata; explica que pide material desde Guadalajara y se le complica cuando la hoja escasea, porque solo hay dos distribuidores.

No obstante, el artesano reflexionó que sus antepasados trabajaban con 10 cinceles y con menos posibilidad de obtener su materia prima.

 

“Yo opino que todas las artesanías se deben aprender en las secundarias, donde los jóvenes se están perdiendo”: Miguel Ángel Agüero Pacheco

 

Proceso básico de la artesanía de la hojalata

 

Desde el taller de Miguel Ángel Agüero que se localiza en el barrio de Xochimilco de esta ciudad de Oaxaca, explicó que en el proceso de la elaboración de figuras de hojalata, lo primero es el diseño para pasar a sacar la plantilla.

Dicha figura se coloca en la hoja para rayar, y usa de lápiz un rayador o un picahielo, comentó.

Después, cincela en los plomos con los fierros que son para cortar, marcar y peinar.

Posteriormente, de necesitarse, le sigue la soldadura y eso lo hace con cautín de hacha que manda a traer de Guadalajara; en el siguiente paso, lo lava con agua, jabón y cloro.

Finalmente lo deja en blanco o le ponen color, según las necesidades de la pieza.

Todo este proceso, el artesano no lo ve tedioso, al contrario, es su fuente de vida.

Mi oficio me da vida. Yo opino que todas las artesanías se deben aprender en las secundarias, donde los jóvenes se están perdiendo”, opinó.

Y es que, la mejor forma de cambiar mentalidades es enseñar oficios que pueden servir para un futuro, concluyó.


aa

 

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