Periodista de cepa: bebedor, bohemio y buen escritor
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Periodista de cepa: bebedor, bohemio y buen escritor

“Hasta la fecha pienso que me falta mucho por aprender en el ámbito periodístico”, reconoce


Leandro Hernández Romero, un periodista con una larga trayectoria.
Leandro Hernández Romero, un periodista con una larga trayectoria.

 

II parte

 

Leandro Hernández hace una pausa en la plática para recibir una jarra de agua fresca y disfrutar una gratificante comida de una fonda de un mercado tradicional oaxaqueño y continúa…

–¿Y cómo entraste al Oaxaca Gráfico?

— Conocí a Rufino Sánchez. Él era reportero del Oaxaca Gráfico. Le llamaban El Pentotal y caminaba de manera chistosa. Era un hábil reportero, pero no sabía escribir, y las notas se las hacía doña Arcelia Yañiz. Pero un excelente reportero ¿eh?

Por eso, cuando llegó El Gráfico a Oaxaca, en 1964, yo empiezo a hacer mis pininos en EL IMPARCIAL. Después, cuando entré al Gráfico, me presentan con Don Lalo. Yo empecé a hacer notas. Empecé con nota roja, y sociales, poco a poco. Empecé a hacer mis pequeñas notas. Por eso, las veo y la verdad, no me gustan. Pero hacía mis pininos, porque escribía incoherencias. Ya en el 65, ya comienzan a firmarme lo que redacto.

 

EL BOHEMIO

 

Leandro es popular entre la tropa. Es un tipo que tiene el respeto del gremio. No hace mucho se graduó como Licenciado en Periodismo por conocimientos adquiridos, pero también tiene estudios de sociología rural; además de haber trabajado en Prensa con cuatro gobernadores, ha sido jefe de prensa en la Cámara de Diputados y presidente municipal de su pueblo natal, Zacatepec, Mixe.

Leandro pide salsa de huevo con frijoles y queso. Una jarra de agua de naranja para calmar la sed. Curiosamente, el mercado de La Merced luce tranquilo, lo cual permite dialogar, libremente, con el entrevistado.

–¿Querías ser periodista?, ¿fue casual?

–Creo que fue casual. En aquel tiempo ignoraba qué era ser periodista. Cómo ya no volví al pueblo, aquí me quedé y viví una etapa etílica muy fuerte; desde muy joven. Y la crítica era dura en el pueblo; imagínate, el que iba a ser cura. Una serie de señalamientos y de la familia, sobre todo. Pero mis padres fueron muy fuertes. Soy el único hijo; tengo tres hermanas. Mi padre siempre me brindó la confianza. Él me decía: tienes que salir y vas a salir de esto. Cuando ya le informé que estaba en un periódico, me dijo: ¿te gusta eso?, pues prepárate, porque si no te preparas, no vas a lograr nada…

–¿Arrepentido con tu pasado de bohemio?

–Para nada. (Silencio prolongado) Para nada; porque me enseñó; fue una escuela para mí, un aprendizaje muy importante. Pero como me decía alguien: nada de moralinas. Esto es bueno y malo, que lo experimente si quiere tomarlo: yo, ya lo hice….

–Probaste de todos los vinos, colores y sabores…

—De todo. Mi primera borrachera fue en la casa de una tía en Zacatepec. Me emborraché con tepache (se ríe). Tomé de todos los licores finos…Hasta vino de consagrar.

“Con el reportero, Luis Santiago (+) fuimos a darle las mañanitas al padre José Miguel Pérez, en el Marquesado y llegamos a la hora de las mañanitas; se acabó lo que nosotros llevábamos y Luis Santiago le dice al padre Miguel: padre, ¿no tiene algo por ahí? Pues solamente vino de consagrar, dijo, pues échelo…¿Qué cosas no?”.

-Te causó problemas tu manera de beber?

-Pues yo me siento bien…

-Estuviste en alcohólicos anónimos?

-No. Fui pero no me quedé y fui al de las 24 horas que es la más estricta. Sí tuve muchos problemas personales con el alcoholismo. Yo tomaba cuando estaba don Pedro Vásquez Colmenares, pero nunca se me recriminó porque siempre entregaba el trabajo. Con Heladio Ramírez ya le fui bajando.

–En Prensa, ¿cuántos gobernadores?

Trabajé en Prensa con cuatro gobernadores: Pedro Vásquez Colmenares, Heladio Ramírez López, Diódoro Carrasco y José Murat.

–Estuviste en México…

Ya era reportero cuando me fui a México. Ahí conocí a Heladio Ramírez López cuando era dirigente juvenil del PRI. En 1970 estuve como año y medio como reportero en el periódico El Día y regresé como corresponsal del cual duré muchos años. Hubiera yo seguido porque El Día es una escuela muy importante para aprender…

–¿Y por qué no seguiste en México?

–Mira. A mí me dominaba mucho el alcohol. Si tomaba en México, digo mejor, sigo tomando en Oaxaca, jajaja. No iba yo a superarme.

Hasta la fecha pienso que me falta mucho por aprender en el ámbito periodístico, pero así no iba a avanzar para nada. Yo tuve muchas oportunidades en la Ciudad de México, porque me dieron fuentes importantes; por ejemplo, yo cubría descansos en Palacio Nacional, la máxima aspiración de los compañeros reporteros: cubrir Los Pinos y la Presidencia.

Sí, lo hice, pero no me satisfacía por lo mismo, porque se interponía el alcohol. Incluso, en el Oaxaca Gráfico pude haber llegado a director del periódico, porque me lo ofrecieron.  Yo pensaba vivir mi periodismo libre, subir y bajar; incluso ni una familia quería formar. Pero el periodismo romántico, en ese sentido, sólo te las arreglas; como sea. Con la familia ya cambia la cosa.  Yo pienso que la vocación la descubrí en la práctica y la vocación está apoyada. Ustedes no están familiarizados con las cartas natales. Por ejemplo, mi carta natal dice claramente mi inclinación a la comunicación.


aa

 

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