Comerciantes del mercado Benito Juárez esperan bajas ventas para Semana Santa

Entre los que se mantienen abiertos, están los de Miguel y Felipe, quienes han sufrido la disminución de sus ingresos por el desplome de las ventas. Y aunque por la temporada de Cuaresma se asoma la esperanza de un repunte, ellos no son tan optimistas.

“La buena pesca” y “El tiburón”, ubicadas en el interior del mercado Benito Juárez, rebasan los 40 o 45 años de existencia. Ambas pescaderías son negocios familiares que se han mantenido por generaciones, pero que no han estado exentas de los estragos de la epidemia, por la que han tenido que prescindir de trabajadores o rotarlos para evitar la pérdida de empleos.

“A pesar de todos los problemas hemos seguido adelante”, cuenta Felipe Plata Ramírez, quien observa que aun en temporada de Cuaresma la gente no consume tantos pescados o mariscos como antaño. En parte, cree que eso se debe a que las personas ya no son tan religiosas y porque la actividad en los templos católicos ha bajado, pero también porque la crisis económica ha impactado en los bolsillos de los consumidores.

Miguel, de La buena pesca, considera que las ventas han disminuido 50 por ciento y se mantendrán así en Semana Santa. Espera que los precios sigan como hasta ahora, cuando un kilo de camarones, dependiendo de su tamaño, puede ir de los 160 hasta los 180 pesos. 

A sus distribuidores, apunta, no les conviene aumentar precios, ya que la demanda ha bajado y lo que más interesa a los vendedores de esta cadena es que el producto salga. “Antes se ponían sus moños, pero ahorita como ni venta hay, tienen que venir a ofrecer”.

Felipe, en cambio, piensa que sí habrá aumento en los precios, pero ligero, quizá como máximo unos 20 pesos por kilo de pescado o marisco. Sin embargo, remarca que el producto es de la mejor calidad y se apoya a la economía local, pues mucha de la pesca proviene de Puerto Escondido y Salina Cruz.

Es por ello que anima a la gente a acudir a mercados como este y no a los supermercados, ya que a la par de obtener un buen producto apoya a otras familias que dependen de la venta, desde los propietarios y trabajadores del puesto hasta quien pesca y transporta los alimentos o quien provee del hielo para conservarlo.