Cómplices del feminicidio o el largo camino de la impunidad
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Cómplices del feminicidio o el largo camino de la impunidad

La indolencia e insensibilidad son obstáculos recurrentes en la búsqueda de justicia a través de las instituciones, que revictimizan a quien exigen castigo para los agresores


Cómplices del feminicidio o el largo camino de la impunidad | El Imparcial de Oaxaca

Julieta ingresó al Hospital Psiquiátrico 15 días después del asesinato de su hija Ivonne. Durante tres meses se mantuvo bajo los efectos de sedantes y luego emprendió sola una investigación que dio con el asesino; aquel que le pegó dos tiros en la nuca a la joven frente a un antro en el crucero de San Antonio Arrazola de Santa Cruz Xoxocotlán, la madrugada del 21 de diciembre de 2014.

Ivonne apenas cumplía los 20 años de edad y ese día ya no regresó a casa para descansar en su recámara, esa que Julieta mantiene intacta. Sobre el tocador se encuentra la taza con restos de café que la joven dejó horas antes de salir, así como algunos cabellos que su madre juntó y metió en un vaso blanco.

 

Los muñecos de peluche, la bolsa de mano y algunos zapatos se mantienen en el mismo lugar donde los dejó Ivonne, empolvados por el paso de los años como sucedió con el proceso que enfrentó Julieta en la búsqueda de justicia.

 

Personal de la entonces Procuraduría General de Justicia del Estado (ahora Fiscalía), determinó que Julieta no estaba “bien” de sus facultades mentales y la trasladaron al Hospital Psiquiátrico “Cruz del Sur”, con previo convencimiento y notificación al menor de sus tres hijos. Desde entonces inició un calvario.

“Creo que Dios se acordó de mí en algún momento y un buen doctor dijo que ya era suficiente de tantos sedantes; todo el tiempo estaba sedada…siempre, siempre”, señala la mujer de 43 años de edad, que recuerda aquellos días cuando marcaba al celular de su hija después de la noticia de su muerte.

 

INICIA LA BÚSQUEDA

La mujer que en ese entonces laboraba en una Estancia infantil, dejó su trabajo e inició una investigación por su propia cuenta, al notar que el Ministerio Público no avanzaba en las indagatorias y se burlaban de ella.

“Cuando yo logro salir de ese lugar (el Hospital Psiquiátrico), empiezo a trabajar en el caso de mi hija; tuve muy mala experiencia en 2015 con la Ministerio Público, con la licenciada Mariana, una persona prepotente y déspota. Cuando yo llegaba me decía: ‘Ay, ya vienes otra vez, ya viene la loca’”.

En solo seis meses y por cuenta propia, Julieta no solo dio con el nombre del asesino de su hija, sino también con el domicilio, los padres, los hermanos y conocidos. Se disfrazó de muchas maneras; fue a tiendas y diversos sitios, hasta se dormía y amanecía en las calles con tal de dar con el feminicida.

“Empiezo a adentrarme en mi propio caso cuando me doy cuenta que no tenía el apoyo de la justicia. Agarré y me puse a trabajar con mis propios medios, a investigar día y noche, a dar con su ubicación en Zaachila, a corroborar datos de cómo era, quién era y a qué se dedicaba. Él era jefe de una banda de delincuentes, y no de cualquier banda”.

La promesa a su hija de dar con su asesino, la llevó incluso a acudir al sepelio de uno de los familiares del victimario con la esperanza de verlo, pero éste no acudió porque ya intuía que lo buscaban.

 

“Empiezo a vender tamales, antojitos, tocando puertas para verlo, memorizarlo, para poder señalar, para avisar a las autoridades por dónde podían empezar a investigar, porque ellos, la justicia, me ignoraban. Me decían que el hombre estaba en Jalisco y de ahí no se movían, cuando él todavía seguía en Zaachila. Todavía tenía el descaro de seguir como mototaxista, se disfrazaba, se dejaba el cabello suelto, se dejaba crecer la barba y usaba chamarra cazadora”.

Apenas el martes, Julieta acudió a Ciudad Judicial con un grupo de madres víctimas indirectas de feminicidio, en un encuentro con el recién nombrado titular del Tribunal Superior de Justicia del Estado (TSJE), Eduardo Pinacho Suárez, a quien le aseguró que en la investigación del caso de Ivonne, ella aportó el 80% de las pruebas para dar con el paradero del asesino.

Una veintena de madres y hermanas, así como víctimas de intento de feminicidio, coinciden en el peregrinar al que se han enfrentado con casos que no avanzan y llevan en proceso de 5 a 7 años, sin sentencia alguna. Incluso, entre ellas, destaca el caso de Olga, una mujer que desde hace 17 años pide justicia para su hija.

Durante el encuentro donde se recuerda el caso de cada una de las asistentes, Julieta escucha atenta cómo otras madres reclaman que el sistema acusatorio da más protección los acusados que a las propias víctimas.

Ahí, donde también acudió en acompañamiento la titular de la Secretaría de las Mujeres de Oaxaca (SMO), Ana Vásquez Colmenares, se recuerdan los feminicidios de Dafne o de Leslie Wilson; de jóvenes cuyos victimarios siguen en proceso y sin sentencia, o sin ser aprehendidos, con la constante preocupación de que sean liberados o que nunca sean atrapados.

 

 

APREHENDEN A FEMINICIDA

La madre de Ivonne narra lo que vivió -y vive- en la búsqueda de justicia desde hace más de cinco años. Lamenta que en Oaxaca los procesos de investigación sean lentos y la mayoría de los casos terminen en la impunidad.

Recuerda que José M. L.D. fue aprehendido en julio de 2018 y se mantiene en proceso en el penal de Santa María Ixcotel por el asesinato de Ivonne, que fue clasificado como feminicidio. La madrugada del 21 de diciembre de 2014, José M. L. D. peleó con un sujeto y en venganza abrió fuego en la entrada del antro donde se encontraba Ivonne.

Julieta dice que en 2015 aportó 80 fotos y tres videos a la institución que hace unos años pasó de Procuraduría General de Justicia a Fiscalía General. Antes, las autoridades se resistían a dar seguimiento al caso al señalar que las pruebas se habían extraviado.

“Afortunadamente, pensando que no me estaban cobijando las leyes oaxaqueñas, pensé en siempre en tener mi copia. Todo lo que yo trabajé me lo ignoraron e hicieron muchas cosas. Me decían que yo hablaba de un fantasma y que ni se conocía quién era esa persona. Yo llegué a ubicar a uno de sus tíos y ahí me di cuenta que éste era jubilado de la Fiscalía, de nombre Ángel. Ahí fui entendiendo todo y atando cabos”.

Ivonne estudiaba pedagogía y psicología en la Universidad Nacionalista México. Su madre la recuerda como una persona que en su casa tenía 26 reconocimientos académicos y cuatro trofeos como futbolista. “Era todo para nosotros y nuestro hogar ya no es lo mismo sin ella”.

La detención del feminicida, dijo, se dio luego del cambio de autoridades en la Fiscalía y las constantes acciones que han emprendido de manera conjunta las madres de víctimas de feminicidio, para exigir justicia y no dejar ningún solo caso en la impunidad.

“Eran noches, amaneceres en la calle. Vi muchas cosas durante la noche, me pasaron muchas cosas, pero yo siempre decía: ‘Quien seas, yo te ofrezco una luz, pero ayúdame a dar con él.’ Yo se lo prometí a mi hija, que eso no se iba a quedar así y que quien fuera, yo iba a llegar a él, hasta donde fuera”.

 

NO HAY TRANSPARENCIA; QUEDAN DUDAS

La propuesta de la tipificación del delito de feminicidio en Oaxaca se presentó el 10 de agosto de 2011 y fue aprobada el 8 de agosto de 2012. De acuerdo con el artículo 411 del Código Penal del Estado de Oaxaca:

“Comete el delito de feminicidio quien prive de la vida a una mujer por razones de género”.

Fue esta tipificación lo que generó que a partir de 2013 las autoridades de impartir justicia clasificaran aquellos que consideraban feminicidios de aquellos que no lo eran.

Tanto la Fiscalía General del Estado como el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) señalan que de 2014 a 2019 se dieron 309 feminicidios. De estos, 85 fueron en 2014, 60 en 2015, 51 en 2016, 57 en 2017, 29 en 2018 y 27 en 2019.

De acuerdo al Censo Nacional de Procuración de Justicia Estatal del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en su último registro 2018, se coincide en el número de carpetas de investigación iniciadas por 29 feminicidios, pero agrega que 8 más fueron en grado de tentativa.

Los registros del INEGI, en el apartado de carpetas de investigación concluidas en ese mismo año, no revela ninguna cifra. Esto podría mostrar que no hubo ninguna sentencia o las autoridades competentes no dieron información de ello.

De años anteriores, 2017, por ejemplo, el INEGI muestra 58 feminicidios (uno más que el registro del SESNSP), de los cuales, tampoco muestra cuántas de las carpetas de investigación fueron concluidas.

En 2016, el mismo Instituto señaló 68 feminicidios y 48 en 2015; en 2014 fueron 85 y 61 en 2013. Esto refleja que en algunas cifras se coincide con las autoridades, pero en otras no.

DISMINUYEN FEMINICIDIOS, PERO ASESINATOS DE MUJERES A LA ALZA

Para organizaciones como el Grupo de Estudios sobre la Mujer “Rosario Castellanos” encabezado por Angélica Ayala Ortiz, la violencia contra la mujer va en aumento a pesar de que el registro oficial de feminicidios haya disminuido en los últimos dos años.

Señaló que según el conteo de esta organización, se contabilizaron en Oaxaca 68 asesinatos violentos de mujeres en 2013; 104 en 2014, 70 en 2015, 113 en 2016, 117 en 2017, 123 en 2018 y 133 en 2019. En lo que va de 2020, suman 21.

Tanto para esta asociación como para el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), resulta preocupante que el mayor porcentaje de asesinatos se haya dado en los hogares y con armas de fuego. En la entidad, las regiones que presentan mayor peligro para las mujeres son Valles Centrales, el Istmo de Tehuantepec y Tuxtepec.

Matan a 749 mujeres en Oaxaca, fallan iniciativas gubernamentales

Aunque incidencia de feminicida en la entidad va en aumento, pues van 749 asesinatos de mujeres desde 2013 hasta febrero de 2020, las autoridades gubernamentales no garantizan acciones o programas que pongan freno a la problemática en sus diferentes formas.

Con una alerta de género desde el 30 de agosto de 2018, Oaxaca no muestra avances sustanciales en la protección que requiere este sector de la población desde la infancia.

Pese a que la entidad es uno de los estados con mayor violencia hacia las mujeres y de los primeros en violencia en el seno familiar, desde 2018 perdió el único refugio en apoyo a las mujeres que huyen de su hogar con hijos e hijas, de distintas regiones del estado y otras entidades.

El expresidente municipal de Oaxaca, José Antonio Hernández Fraguas, decidió ceder el espacio en marzo de 2018 a un dirigente de ambulantes, que a la fecha se ha negado a entregarlo, a pesar de concluir la fecha de convenio de comodato.

Ahora solo se cuenta con una Casa de Día para las mujeres violentadas, cuya capacidad (de al menos 35 personas) y funciones, no son las mismas que ofrecía el Refugio.

La poca protección hacia las mujeres también se percibe en los constantes casos de violencia feminicida que se exponen en las redes sociales por acoso y abuso sexual, principalmente en la vía pública y en el transporte público.

Esto a pesar de los programas que las autoridades, tanto del ámbito estatal como municipal, han puesto en marcha desde el año pasado, con la intención de disminuir este tipo de delitos que se dan sobre todo a plena luz del día.

Casos de mujeres adolescentes y jóvenes, entre las principales víctimas, han revelado el acoso constante de hombres desconocidos que suelen exhibirse masturbándose o les toman fotografías que suben a las redes sociales sin su consentimiento.

Este tipo de delitos se mantienen y son la constante en las denuncias por redes sociales, más no ante el Ministerio Público, aunque en la entidad se presumen programas que prometen garantizar seguridad a las mujeres en el transporte público o en las principales calles de la ciudad y municipios conurbados.

A esto se suma que en impartición de justicia organizaciones sociales y feministas han cuestionado a las autoridades por los pocos avances en esta materia, porque se sigue revictimizando a la mujer que se atreve a denunciar.

Además, en la mayoría de los asesinatos violentos de mujeres, el agresor no recibe una sentencia como lo constatan registros de organismos como el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y el Grupo de Estudios sobre la Mujer “Rosario Castellanos” (GESMujer).

En el marco del Día internacional de la Mujer, este 2020 pretende ser diferente a años anteriores, porque la violencia contra la mujer ha alcanzado escenarios más terribles, no solo en contra de jóvenes y mujeres adultas, sino en niñas y bebés.

Aunque en los últimos años se han generado constantes marchas y acciones donde cada vez se suman más mujeres en la exigencia de justicia y seguridad, en este 2020 las protestas pretenden ser más enérgicas, ante los oídos sordos de las autoridades de los diferentes niveles de Gobierno.

En Oaxaca, solo después de la emisión de la alerta de género, se notó un mayor impulso a programas en el combate a la violencia contra la mujer, que a más de un año no refleja en las cifras alguna disminución en esta problemática, porque el estado se mantiene en los primeros lugares de los más violentos para las mujeres.

En estos programas como la instalación de botones de pánico, las unidades de Mujer Segura y la supuesta coordinación de instituciones gubernamentales para la atención y prevención de casos de violencia contra la mujer, no han dado a la fecha resultados tangibles.

Apenas el 27 de febrero de este año, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), ubicó a Oaxaca en la tercera posición con mayor registro de homicidios dolosos de mujeres, la mayoría con armas de fuego.

Angélica Ayala Ortiz, presidenta del GESMujer, consideró que la falta de reconocimiento de la gravedad de la violencia feminicida en Oaxaca es uno de los principales obstáculos para atender esta problemática.

Aseguró que aun con la declaratoria de alerta por violencia de género, los casos de feminicidios, homicidios, acoso, violaciones, violencia familiar, entre otros, muestran que el mecanismo de acción-reacción inmediata no está funcionando y se está extendiendo hacia otros municipios que no habían sido considerados para la alerta, como los 40 ubicados en las distintas regiones del estado.

Así también coincide la investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), Paola Sesia, que en el caso de atención a víctimas de violencia sexual en el sector salud, afirmó que en Oaxaca el Estado no cumple en la atención que se requiere y existe un desconocimiento en la aplicación de la Norma Oficial Mexicana 046 en los servicios de salud.

La NOM 046 se refiere a los criterios para la atención y prevención de la violencia familiar y sexual contra las mujeres en el sector salud, pero no se pone en práctica ante la ignorancia o desinterés de las autoridades, directivos y trabajadores de la misma área.

A la fecha, el sector salud no tiene registro alguno de mujeres que hayan sido atendidas en algún centro de salud u hospital, como resultado de la violencia de las que son víctimas en sus propios hogares u otros espacios.

 

 


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