Bajo un cielo nublado que amenazó con descargar su lluvia pero que nunca preocupó a los asistentes, y tal y como ha ocurrido en los últimos 86 años, el homenaje racial -nombre que originalmente se dio a la fiesta popular que celebró Oaxaca el 25 de abril de 1932 -, se realizó en su edición vespertina del primer Lunes del Cerro.
Las chinas oaxaqueñas acompañados de los chirimiteros abrieron paso e inundaron de color y música el auditorio con la tradicional calenda, quienes con canastas de carrizo enfloradas, bailaron al son de Jarabe del Valle, acompañadas de monos de calenda, marmotas y faroles de papel celofán.
Instalados en la Rotonda de las Azucenas, todos los ahí presentes disfrutaron de la magia de los pueblos y comunidades, “Oaxaca está de fiesta y agradece de corazón, porque todos somos hermanos en esta tierra del sol”, decían los versos que recitaban los participantes de esta gran fiesta.
A las 17:00 horas, el convite anunció la Guelaguetza, entre los gritos de ¡Viva Oaxaca! ¡Viva la Guelaguetza! Minutos más tarde arribó la Diosa Centéotl 2018, Francisca Pérez Bautista, originaria de Santa María Zacatepec, quien ofreció esta celebración a los asistentes, para posteriormente presenciar el espectáculo a lado del gobernador Alejandro Murat Hinojosa y su esposa Ivette Morán de Murat.
La delegación de San Andrés Huaxpaltepec presentó su Fandango de Cajón que atrajo la atención de los asistentes, mientras que Santa María Alotepec lo hizo con sus sones y Jarabes Mixes. Más tarde llegó San Pablo Huixtepec que exhibió la Fiesta del Señor Centurión.
Para mantener el ambiente de júbilo, Trinidad Zaachila arrancó aplausos con la Danza de la Pluma, en tanto que Magdalena Tlacotepec representó las festividades en honor a Santa María Magdalena y la emoción llegó desde Santiago Pinotepa Nacional con sus sones, juegos y chilenas que le pusieron un toque de picardía a la tarde.
San Andrés Zautla se presentó con la danza de Los Jardineros. Los bailarines, quienes portaban una vestimenta mitad mujer y mitad de hombre se acompasaban con el balanceo del arco floral y el sonido de los cascabeles. Un ritual ofrecido a su santo patrono.
Ya en el ocaso del astro rey, se presentó la delegación de Huajuapan de León con su inigualable Jarabe Mixteco, orgullo y reliquia de los hombres de la tierra del sol, esencia de la gran Ñudee, los de “Siempre en las alturas”.
Después arribó la delegación de Huautla de Jiménez, tierra de María Sabina, sacerdotisa de los hongos alucinógenos, con sus Sones Mazatecos, para dar paso a la belleza de las mujeres de San Juan Bautista Tuxtepec que hicieron vibrar el auditorio con su Flor de Piña.
Fiel a la tradición recitaron algunos versos: “sólo les vengo a decir que acabamos de llegar, medio viaje fue subir y medio viaje fue bajar. La montaña atravesamos, la friega fue inclemente… pero qué tal ya llegamos, ¡Tuxtepec está presente!”.
Sus jóvenes mujeres fueron ovacionadas por todos los asistentes al ser uno de los bailables más vistosos por la frescura de quienes ataviadas con huipiles multicolores exhibieron una coordinación impecable.
Con El Palomo Miahuateco y el Baile del Guajolote, la delegación de Miahuatlán de Porfirio Díaz emocionó a los asistentes, quienes también disfrutaron de la Fiesta de Octubre en honor a la Virgen del Rosario que exhibió El Espinal.
Las chinas oaxaqueñas con sus vestidos floreados de diario y sus trajes de fiesta hicieron gala de la bella como nostálgica canción Llévame Oaxaqueña.
Esencia de los oaxaqueños, son las encargadas de portar alegría a las fiestas patronales, cada barrio tiene su santo patrono y esto ya es motivo de las muchas fiestas y que mejor que en la Guelaguetza.
A las 20:35 horas, los fuegos multicolores anunciaron la terminación de la primera edición vespertina de “La Guelaguetza”, entre los gritos y aplausos de los asistentes y la emoción de quienes participaron.
Fueron el marco que engalanó el cierre de la primera edición de la Guelaguetza 2018, y entre vivas y aplausos, públicos y delegaciones se fundaron en un ambiente de hermandad y fraternidad.
