Como en diferentes dependencias de gobierno, el Poder Judicial de la Federación sufre de la calamidad del secuestro por parte de los jueces, magistrados y altos mandos, quienes por medio del nepotismo llenan los puestos laborales con sus familiares.
En una investigación de la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, se dan a conocer las cifras del nepotismo institucional, evidenciando que las redes familiares son una realidad innegable en el Poder Judicial de la Federación.
El déficit meritocrático, como se denomina el reporte, deja en evidencia que a 25 años de la creación del Consejo de la Judicatura, el Poder Judicial de la Federación tiene dos grandes retos que se resumen en un importante déficit meritocrático: la perpetuación de redes familiares en su interior y una carrera judicial incompleta y una falta total de una carrera administrativa.
Únicamente dos puestos se obtienen por concurso de oposición y exámenes complejos: juez de Distrito y magistrado de Circuito, e incluso en esos concursos hay graves problemas.
Entre 1995 y 2016, 87 % de los concursos fueron convocatorias cerradas (en las que sólo podían inscribirse personas que ya laboran en el Poder Judicial), excluyendo a profesores, académicos y abogados litigantes. El problema se agrava en Oaxaca, donde 40 % de los familiares de jueces y magistrados tienen cargos de base.
Julio Ríos, autor del reporte El déficit meritocrático resaltó que: “contratar familiares sin pasar por adecuados filtros meritocráticos puede tener efectos negativos en la impartición de justicia como: a) Interferir en el procesamiento de los casos y en el sentido de las sentencias; b) Generar favores y complicidades indebidas; c) Minar la motivación de quienes ven que las conexiones, y no el mérito, es lo determinante para el desarrollo profesional.”