La Arquidiócesis de México consideró como “alarmante” la situación de México, debido a que “impunidad y corrupción caminan de la mano en cárceles del país”.
A través del editorial “Descomposición del sistema penitenciario”, publicado en el semanario religioso Desde la Fe, la iglesia lamentó los hechos ocurridos al interior de algunos centros de readaptación social, “donde los motines han tenido trágicos desenlaces”.
Aseguró que “la sangre corre en el sistema penitenciario a causa de la descomposición y la obsolescencia de políticas penitenciarias, cuya objetivo principal queda lejos de cumplirse”.
Retomó el motín que tuvo a lugar en el centro de reinserción social Las Cruces, en Acapulco, el cual dejó 28 muertos, según cifras oficiales y afirmó que la sociedad no daba crédito a lo que ocurría cuando las redes sociales divulgaron las “tremendas imágenes de cadáveres decapitados”.
Advirtió que este motín se suma a muchos otros ocurridos en el país, como el que ocurrió a principios de junio en un penal de Reynosa, cuyo saldo fue de siete personas asesinadas, entre custodios e internos.
El texto afirmó que estas noticias no son nuevas cuando se repiten hechos del pasado, como que “el narco se adueña de las cárceles, y grupos delincuenciales operan desde los centros de reinserción social”.
Señaló que por otro lado, está la degradación de ese mismo sistema, que se ha visto rebasado por la realidad, puesto que a pesar de una cantada reforma penal no se ha logrado resolver el gran problema que subsiste en las cárceles del país.
El editorial rescató datos del informe del Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) de 2016, en el que se da cuenta de las deficiencias que observó durante su visita a centros de readaptación del ámbito estatal y federal.
En dicho informe se habla del hacinamiento en las cárceles que rebasan de manera importante su capacidad, dado que en dormitorios donde deben convivir cuatro personas, se encuentran amontonadas hasta 30, el documento añade que abunda la enfermedad ante la carencia de materiales médicos suficientes y de atención profesional para los internos, además de la proliferación de las drogas, la expansión de las adicciones y el abuso de los grupos vinculados al narcotráfico.
También se aborda el tema de la escasez de custodios calificados para la atención de internos, la debida separación entre procesados y sentenciados, la violación de sus garantías individuales y la incapacidad de cumplir con las debidas normas procesales mientras haya un proceso en vigor.
La Arquidiócesis encabezada por el cardenal Norberto Rivera, subrayó que “ante tanta violación a la ley, no sorprende que entre el 2001 y 2015 se obtuvieron ganancias de mil 350 millones de pesos, productos de extorsiones desde las cárceles, según la organización México SOS”.
Argumentó que estas irregularidades no son casualidad, que existen responsables “que, al final, son el eslabón que cierra está cadena siniestra de corrupción. Reos y procesados son peones de esos patrones del crimen, y ahí están directores y funcionarios de alto nivel, quienes encumbren el estado de descomposición que los enriquece. Echar la vista hacia otro lado, sería iluso e irresponsable”.
“Las cárceles deberían ser escuelas de humanidad y no de criminalidad. El papa Francisco ha tenido esta línea constante en su pontificado para rescatar la dignidad de todos los presos del mundo y señala que las cárceles deben ser el signo para que nuestros errores se conviertan en sincero arrepentimiento, así como fuente de enseñanza para no volver a equivocarnos y vivir la certeza de nuestra vida futura en dignidad y libres del delito”, concluyó el editorial.
