Las ferias de la pitaya que se desarrollan durante el presente mes en diferentes comunidades de la Mixteca de Oaxaca y Puebla, son una muestra más de la convivencia y fraternidad entre los pueblos que se dedican a producir uno de los frutos que ha cobrado mayor importancia durante los últimos años en el mercado internacional, la pitaya de mayo.

En la Mixteca de Oaxaca estos festivales comunitarios se desarrollaron en Santiago Chazumba, San José Chichihualtepec, Santo Domingo Tianguistengo y Santa María Camotlán, principales cabeceras que conforman una microrregión de pueblos pitayeros, cada uno con diferentes especies del fruto.

“Las ferias de la pitaya no sólo ayudan a los productores locales, son una muestra más de la convivencia que existe entre los pueblos mixtecos que se organizan para mostrar su identidad y sus riquezas. Cada feria se complementa con la actividad deportiva como es el caso del Trail de la Pitaya, evento que congrega a cientos de corredores oaxaqueños y de diferentes puntos de la República”, mencionó Anastasio Villareal Díaz, coordinador de la Feria de la Pitaya en San José Chichihualtepec y Santa María Camotlán.

Subrayó que siendo Santo Domingo Tianguistengo una de las comunidades que ha mantenido su feria de la pitaya durante 45 años consecutivos, los demás pueblos productores deben procurar que esta fiesta quede integrada dentro del plan municipal para que exista un compromiso comunitario permanente sin importar que las administraciones se vayan renovando.

HERMANAMIENTO MULTICULTURAL

Indicó que el hermanamiento entre los pueblos no sólo se da en la cuestión productora, pues grupos culturales, cocineras, artesanos y artistas se reúnen en cada una de las ferias, convirtiéndose en una fiesta multicultural donde diferentes raíces se conjugan en torno a la agricultura de los diferentes frutos que el desierto brinda en la Mixteca Baja.

Durante la clausura de la Tercera Feria de la Pitaya en Santa María Camotlán, algo que causó furor fue el encuentro de colectivos folclóricos de San José Chichihualtepec, Huajuapan, Santiago Miltepec, Asunción Cuyotepeji, Tecomaxtlahuaca, Tequixtepec y otras comunidades que no dejaron de mostrar las diferentes danzas del país y del estado.

Mientras muchos recorrían los puestos de artesanos y productores, otros disfrutaban de la gastronomía de las cocineras tradicionales de Santa María Camotlán, quienes desde las seis de la mañana y hasta las siete de la tarde, no dejaron de usar sus manos mágicas que saciaron a los comensales.

En un ambiente de algarabía los alumnos de las diferentes instituciones de la comunidad y los adultos de la Casa de Día, encabezaron la calenda de la feria con una temática alusiva a la pitaya y a las festividades del pueblo, quienes recorrieron las principales calles regalando dulces a los vecinos hasta llegar a la explana municipal.

EL DEPORTE SIEMPRE PRESENTE

La cultura no es lo único que emociona a las comunidades anfitrionas, pues la pasión se desborda en cada Trail de la Pitaya. Este año más de 200 corredores asistieron a Santa María Camotlán para hacer un recorrido de 13 kilómetros, cuya primera fase fueron 10 kilómetros en San José Chichihualtepec.

CRECE LA FESTIVIDAD

Villareal Díaz comentó que cada año aumenta el número de asistentes a las ferias de la pitaya, ya que son eventos donde la familia puede pasar un rato agradable, disfrutar de las calendas, el caminar por las calles de los pueblos, participar en concursos como el comelón de la pitaya y recorrer senderos bioculturales como la laguna de Santa María Camotlán y los huertos de San José Chichihualtepec.

“La pitaya es un producto clave para el desarrollo de la región Mixteca, es momento que los mismos productores sean quienes defiendan y no dejen de producir este fruto considerado como el oro rojo del desierto, aunque la pitaya no es la única que está cobrando valor, en la zona también se da la jiotilla, tetechas, el xoconostle, el garambullo y diferentes tipos de alimentos exóticos con grandes propiedades nutrimentales”, señaló.

Además de la región Mixteca, en México la pitaya de mayo (Stenocereus queretaroensis) también nace en zonas áridas de Jalisco, en donde los productores están exportando sus frutos a Los Ángeles California, al igual que la pitaya mixteca que está llegando a Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut. En Baja California, Sonora y Zacatecas, también cosechan este fruto y realizan festivales culturales.