A unos días de la celebración de la Virgen de la Candelaria, diversos negocios de la ciudad de Oaxaca trabajan en la confección y entrega de los ropones preparados para el festejo del 2 de febrero.
Sin embargo, en sitios como la Mercería Pily, con 130 años de existencia en el mercado Benito Juárez, sus locatarios observan algunos cambios en la demanda de los ropones. Aunque la Iglesia no lo acepta, hay creyentes que quieren vestir a la figura del niño como otros santos, ángeles o representaciones que no tienen que ver con la religión. Incluso, perciben la pérdida de la tradición entre generaciones, como cuenta José Antonio Manzanero, parte de este negocio familiar.
“La tradición en Oaxaca y en la república es vestir al niñito Dios con atuendos representativos de niño”, explica el locatario, aunque también dice que hay otras vestimentas alusivas a profesiones, ángeles o santos, algo que no recomienda la Iglesia católica.
La Iglesia, dice José, busca que la figura de Jesús sea vestida como un niño e incluso permite que se le vista como el Sagrado Corazón de Jesús o Niño de la Salud. Pero no como un adulto o un santo que no tiene relación con su representación (como el del Señor de las Tres Caídas, pues se le estaría crucificando desde niño).
La competencia y el aumento de precios
Cada año ha sido menor la demanda de los ropones, señala José, pues también hay más negocios o personas dedicadas a la confección. En otros casos, las prendas y accesorios ya son de manufactura industrial, como se observa en otros negocios de la ciudad.
En su familia, la elaboración de las prendas inicia desde marzo y se extiende hasta noviembre o diciembre, incluso unos días antes de la celebración, dependiendo de la demanda o los encargos. Pero el incremento en el precio de los materiales también impacta en el precio final y las ganancias. En su caso, según el tamaño, los vestidos para el Niño Dios van de los 100 a los 509 pesos.
Aun así, considera que a esta mercería siguen llegando clientes para seguir la tradición, una que se va quedando entre las generaciones de adultos mayores.
Una tradición católica con arraigo en México
De acuerdo con el sitio católico Desde la Fe, el Día de la Candelaria es una conmemoración que recuerda la presentación de Jesús en el templo y la purificación de la Virgen María, según la Ley Judía y la Ley de Moisés de aquellos tiempos. En el primer caso, la presentación de los niños debía ser a los 40 días de nacido (80 si se trataba de una niña). En el segundo caso, de la purificación, era algo que tenían que cumplir las mujeres después de dar a luz (también a los 40 días si se había parido a un niño) y para ello llevaban dos animales (pichones o tórtolas si eran pobres), uno de los cuales se debía sacrificar para rociar su sangre al otro que se liberaba.
Sobre el nombre de la celebración o de la Virgen de la Candelaria, el portal señala que es porque cuando María y José llevaron a Jesús al templo de Jerusalén para su presentación se encontraron a un anciano de nombre Moisés, quien se refirió al niño como “luz para alumbrar las naciones”. De ahí que las celebraciones de algunos países tuvieran como elemento fundamental las velas encendidas dando como resultado el “día de las velas”, “Día de las candelas (velas)” o “Día de la Candelaria”. Esta última también es considerada como una advocación de la virgen María.