La industria mezcalera en Oaxaca está en la adolescencia, está aprendiendo a conducirse y encaminada al crecimiento a un ritmo anual del 25%, pues mientras el tequila produce 300 millones de litros al año, el mezcal mantiene su cifra en cuatro millones, señala Hipócrates Nolasco, presidente del Consejo Regulador del Mezcal, quien pide se reconceptualice el mayor encuentro de esta bebida, que este año cumple 20 años.
Nolasco explica que al mezcal se le ha buscado un mercado de valor, es decir un mercado diferente.
Desde hace años se cambió la estrategia, pues el mezcal se quería parecer al ron, al vodka y al tequila, buscando una producción masiva, lo que provocó que se perdieran los valores tradicionales.
Dijo que se trabaja en el rescate de valores culturales de la bebida, por lo cual se comenzó la campaña “la cultura líquida de México”, tomando como base la producción artesanal, con el tiempo el precio de la bebida ha superado el precio promedio del whisky.
“Ha costado mucho trabajo hacer entender a los consumidores que el mezcal ni es barato ni tampoco se puede producir en grandes cantidades y tampoco es de baja graduación alcohólica”, subraya.
Entidades productoras como Guerrero, Michoacán, Zacatecas, Durango, San Luis Potosí, Tamaulipas, Guanajuato y Puebla, apunta, tienen “su propia identidad y formas de trabajar el mezcal y conquistar al público”.
El presidente del Consejo Regulador del Mezcal indicó que productos apócrifos en el mercado son más del 32% de todas las bebidas alcohólicas.
En cinco años la industria del mezcal ha pasado de comercializar 270 mil litros a cuatro millones; la exportación de Oaxaca de esta bebida es de un millón 800 mil litros con destinos como Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Australia y Chile.
En plantación se tienen registradas más de 10 mil hectáreas de maguey sembradas en la entidad, mientras que otros estados compran plantaciones para elaborar miel o inulina y jarabes, lo cual ha creado un desbalance de la materia prima.
El precio del maguey se ha encarecido, hace cinco años el kilo costaba 20 centavos y ahora ocho pesos.
“Para el 2022 vamos a experimentar una estabilización del precio y una posible reducción”, confió.
