Muere Arturo Molina Sosa, una vida dedicada a la medicina y al servicio público en Oaxaca

Tras una larga vida dedicada a la medicina y al servicio público, ayer dejó de existir Arturo Molina Sosa, fundador del Colegio Oaxaqueño de Ginecología y Obstetricia, de la Sociedad Médica del Hospital General Aurelio Valdivieso, y de la Asociación Mexicana de Cirugía General.

Considerado gran maestro en la vida y la medicina, ejemplo de vida de quien hay que asumir su valiosa herencia y cultivar sus virtudes, recibió importantes reconocimientos por su invaluable aportación a la ciencia médica.

Hoy se le recuerda cuando el ginecobstetra refirió que su madre Porfirita -una reconocida partera- y el Hospital Civil Dr. Aurelio Valdivieso, lo formaron como médico y maestro. Por ello siempre insistía: “La salud no debe ser privilegio de unos cuantos, sino universal, sin colores, sin lenguajes”.

Inició su carrera en 1953 en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se recibió en 1958, y se especializó en Gineco-obstetricia, rama de la medicina a la que ha dedicado la mayor parte de su vida.

Se caracterizó por haber sido activista político, sindical, legislador, secretario de Salud Pública, director del Hospital Doctor Aurelio Valdivieso, catedrático de la UNAM, de la UABJO y la Universidad de Guadalajara, y una importante trayectoria en la docencia e investigación.

La Academia Mexicana Cirugía y la Universidad Regional del Sureste (URSE) le otorgaron en 2011 el título de Maestro Emérito. Con su palabra precisa y sabia, Molina Sosa, dentro y fuera de la cátedra, ha sabido encauzar a muchas generaciones por el camino del éxito.

Sin duda, Molina Sosa ha dejado huella de constancia, perseverancia, pero sobre todo de tener amor a su Estado y a su patria. Ha sido inspiración para muchos alumnos, consejero y aliado que siempre influyó proponiendo.

Será recordado por su apasionamiento en el estudio del embarazo ectópico por ultrasonido, porque cuando alguna oaxaqueña que por su condición económica no podía acceder a la atención médica de calidad, encontraba en Molina Sosa esa ayuda generosa que con humildad aportaba para mitigar sus males.

“Fue extremadamente exigente”

*Sayra Cruz

“Era muy exigente, extremadamente, con mucho conocimiento, pero fue un ser humano bastante comprometido con la salud y con los demás”, así resumió la doctora Jeny Hernández Cuevas al Gineco-obstetricia, Arturo Molina Sosa, quien falleció ayer a los 83 años de edad.

La comunidad médica se enlutó por la pérdida de este personaje de la medicina oaxaqueña, quien ocupó cargos públicos, de representación popular, investigador, entre otros.

Molina Sosa nació en Oaxaca en 1934, hijo de Porfiria Sosa, una reconocida partera, estudió la carrera de Médico Cirujano en la Universidad Nacional Autónoma de México y posteriormente hizo su especialidad.

En el 2016, durante la ceremonia por el aniversario del Hospital Civil, Arturo Molina asentó que el nosocomio “ha sido, es y seguirá siendo un hospital pobre, pero siempre con el firme deseo de servir y la satisfacción de ayudar a la gente más desvalida”.

Fue dos veces director de este espacio médico y maestro de toda la comunidad de ginecología estatal, dijo la directora del Hospital General “Aurelio Valdivieso”.

También lo recordó como iniciador de la laparoscopia en Oaxaca. “En lo particular, le agradezco mi formación, pero muchas generaciones pasaron por sus puertas y muy amable transmitió sus conocimientos”.

Molina Sosa no se deslindó del Hospital Civil, lugar que consideró en vida como casa de médicos.

“Tuvimos la fortuna de ser los únicos que daban la atención sin estar detrás del sueldo, sin más sentido que el apoyar”, señaló el 5 de mayo del 2016.

Dentro de la biografía del doctor Arturo Molina, destacó que en 1992, fue galardonado con el Premio Nacional de Cirugía “Doctor Gonzalo Castañeda”; en el 2011, la Academia Mexicana Cirugía y la Universidad Regional del Sureste (URSE) le otorgaron el título de Maestro Emérito.

En el 2012, el Gobierno del Estado de Oaxaca le otorgó la distinción “Ciudadano Distinguido”, que se entrega anualmente a personas vivas que han demostrado servir a la sociedad.

Descanse en paz.