Viernes de Samaritana: saciar la sed en medio de crisis hídrica
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Viernes de Samaritana: saciar la sed en medio de crisis hídrica

Largas filas para probar los diferentes sabores; la ciudad es una fiesta y olvida por minutos la crisis


Foto: Luis Alberto Cruz // Mujeres con trajes típicos sirvieron con gusto las aguas de chilacayota, horchata, chía con limón, alguna contra de jamaica, y algunas nieves.
Foto: Luis Alberto Cruz // Mujeres con trajes típicos sirvieron con gusto las aguas de chilacayota, horchata, chía con limón, alguna contra de jamaica, y algunas nieves.

“¡Es la primera Samaritana en que tengo que comprar mi agua!” Como ella, varias personas se quedaron con el antojo de una agua de horchata, de jamaica, de chilacayota o de los varios sabores que se guardaban en las ollas de barro, en vitroleros o en otros recipientes.

Cerca del mediodía, aún había quienes corrían con sus ramas de flores de bugambilia para adornar los puestos con que se evoca el pozo del pasaje bíblico en el que la mujer de Samaria y Jesús se encuentran y hablan de la sed, la física y la espiritual.

Era Viernes de Samaritana y las filas parecían interminables. El calor de 28 grados se sentía como de varios grados más en las calles plagadas de asfalto y en las que sus habitantes han sufrido de la falta de agua, pero potable. Ella pudo comprar su agua, pero en la capital oaxaqueña miles de familias no han podido. Las filas, como en el Viernes de Samaritana, son similares en el servicio privado de los camiones cisternas (pipas), que han elevado sus costos y demorando días en llevar el agua a los hogares.

 

 

Foto: Adrián Gaytán // Largas filas para degustar una agua, nieve y hasta dulces regionales.

 

 

Este viernes, miles de visitantes y habitantes de la ciudad de Oaxaca participaron en una tradición que sigue arraigada y que en los últimos años se ha mantenido pese a la pandemia de Covid-19. Ahora, en medio de la crisis hídrica que viven los casi 300 mil habitantes de la ciudad, el Viernes de Samaritana representó para muchos una manera de saciar la sed física y de olvidar los problemas para hacerse de una pipa de agua potable.

Con vasos en mano y al ritmo de la música, cientos recorrían los puestos en los templos católicos, pero principalmente en los negocios del andador turístico para probar el mayor número de sabores posibles. De ser necesario, tiraban lo poco de agua fresca en una rejilla pluvial del jardín Labastida para correr por otra agua más. Las interminables filas se hacían por doquier y a la multitud de la celebración con raíces católicas se sumaban las de las organizaciones sociales y la Sección 22 que al mediodía terminaba su marcha en el centro de la ciudad.

Conseguir el agua, esa parecía la meta luego de que en los templos y atrios se había representado el pasaje bíblico en el que se funda esta tradición de la ciudad y que se ha extendido también a otras regiones del estado.

 

Foto: Adrián Gaytán // La escenificación del pasaje bíblico de la Samaritana en el templo de Sangre Cristo.

 

Filas en las que se rebasa el centenar de personas, aglomeraciones y complicaciones para el tránsito vehicular y peatonal, además de la venta de productos inventados para la ocasión, como las “diademas de Samaritana”, eran también parte de la celebración del Viernes de Samaritana en la ciudad de Oaxaca.

Tras bendición de las aguas frescas en el templo de la Preciosa Sangre de Cristo, obtener un agua o probar el mayor número de sabores movía a las y los asistentes. La mayoría con vasos o recipientes propios corría de un lado a otro para saciar su sed en esta tarde en la que no faltaron las complicaciones al tránsito peatonal y vehicular. Y en el que incluso hubo quien estacionó su auto en la calle peatonal de Macedonio Alcalá para bajar por su agua y retirarse con el riesgo de atropellar a algún peatón.

El Viernes de Samaritana volvió como cada año en las escuelas, negocios y casas, pero principalmente en los templos católicos, de donde surgió esta celebración.


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