La crisis sanitaria por la falta de un relleno sanitario y el mal manejo de los residuos alcanzó al primer cuadro de la ciudad, donde el fin de semana los montones de basura comenzaron a ser caldo de cultivo para moscas, fauna nociva y olores pestilentes.
Aunque en otros momentos se ha acumulado basura en la zona, con la protesta y el paro obligado de empleados de limpieza y recolección (que desde el viernes arrojaron desechos en el primer cuadro de la ciudad), la vida turística, comercial y familiar ha tenido un nuevo escenario.
Las moscas y la pestilencia de los montones de basura alrededor del zócalo han sido parte de la convivencia familiar, la actividad comercial, los recorridos turísticos o los conciertos al aire libre en la Plaza de la Constitución (zócalo) y la Alameda de León.
Otras colonias de la ciudad de Oaxaca han padecido en los últimos meses la crisis sanitaria, con el tiradero de recolectores particulares en el playón del río Atoyac o el abandono ciudadano de basura en torno al Mercado de Abasto. Pero ahora esta se vive en el llamado “corazón” de la capital, cuyo Centro Histórico comparte la declaratoria de patrimonio mundial con la zona arqueológica de Monte Albán.
Hasta este domingo, aún no había respuesta a la crisis y las soluciones emergentes que la autoridad local buscaba no se concretaron. Los momentos críticos a los que se refirió el edil, Francisco Martínez Neri, se agravaron y tuvieron una de sus máximas expresiones en el zócalo.
La protesta de empleados de servicios municipales tuvo una pausa este domingo, tercer día de la manifestación con que exigen un tiradero temporal ante el colapso del cuartel (con más de 1,600 toneladas de desechos acumulados en él). Los camiones instalados el viernes y sábado en la zona, así como en el andador turístico, el Llano y otros sitios, no estuvieron más.
Pero sí los montones de basura en la esquina de la avenida Hidalgo y la calle Valdivieso, en la esquina de Bustamante y Guerrero (junto al Palacio de Gobierno), entre otros puntos.
Aun con la advertencia de multas y arresto que informó la Procuraduría de Protección al Ambiente del Estado de Oaxaca, los tiraderos a cielo abierto se multiplicaron en el Centro Histórico y diversas colonias de la ciudad.
Los grupos o parejas de turistas deambulaban entre olores fétidos, moscas y bolsas de basura (algunas bañadas con cal).
Una asociación incluso retiró parte de la basura colocada en la jardinera donde estuvo el laurel de los conciertos dominicales, aunque el destino de los residuos era incierto.
La pestilencia generó afectaciones a comercios cercanos, como a un restaurante del portal de Mercaderes, en donde el montón de basura con cal y moscas desalentó la presencia de comensales.
Desde el viernes, las y los empleados municipales adheridos al Sindicato Independiente 3 de Marzo exigen al ayuntamiento un espacio emergente para depositar la basura en tanto se habilita el terreno para el nuevo relleno sanitario.
Pero el municipio no había informado de las soluciones emergentes. Sólo respondió que permanecía en la búsqueda de estas para una ciudad donde se recolectaban al menos 550 toneladas de residuos diarios, parte de los que fueron arrojados a su zócalo.
