DEBATES Y DESLINDES: PRI-RIP 
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DEBATES Y DESLINDES: PRI-RIP 

Oaxaca vive hoy, domingo, unas elecciones para gobernador como todas las que se han realizado en un siglo. Sabemos de antemano quién va a ganar y quién va a perder.


 Desde que en el estado se hacen elecciones, éstas han estado marcadas por el fraude y la concertación anticipada, de manera que no hay muchas sorpresas. Durante muchos ciclos electorales los ciudadanos ni siquiera se enteraban de que votaban y, lógicamente, ni por quién votaban. Pero siempre había un ganador. Por una parte, durante sesenta años tuvimos un partido único, el PNR, que luego se transformó en PRI y con esas siglas gobernó a todo México durante más de 70 años. Los presidentes, gobernadores, diputados y senadores, presidentes municipales o síndicos eran del PRI o no tenían ningún puesto de elección popular. Vivimos años de dictadura de un partido hegemónico que gobernó a veces con mano dura y a veces con mano blanda, pero ostentó siempre el poder político del país y de la región.   

El nombre del Partido Revolucionario Institucional despertaba interrogantes en aquellos que se dedicaban a pensar en su nombre. Hay una contradicción en el nombre, o era revolucionario o era institucional. Pero no se podía ser las dos cosas al mismo tiempo. Los pocos teóricos políticos del estado de la segunda mitad del siglo XX se dedicaron en un momento de su existencia a explicar cómo se podía hacer la revolución desde las instituciones. Ahora, AMLO opina que se puede hacer una revolución pacífica, una transformación de las estructuras del estado y de algunas partes de la economía. Quién iba a pensar que ese poderoso y único partido que gobernó totalmente al país durante 70 años ahora sólo le quedan tres estados donde sus candidatos mal gobiernan: Oaxaca y Coahuila y el poderoso Estado de México. Y, por lo que parece, está a punto de perder Oaxaca.  

No hay gran diferencia entre los candidatos que están en la recta final, ambos tienen más o menos los mismos vicios y valores, buscan enriquecerse, mal gobernar el estado y buscan pasar a la modestísima historia de una de las regiones más pobres del planeta. Ninguno muestra logros académicos o políticos, ni trayectorias políticas importantes, son actores de medio pelo en un estado donde sus mejores hombres trabajan en Los Ángeles, California, Nueva York u otras ciudades de la Unión Americana, donde han podido realizarse económicamente como mano de obra barata, pequeños y grandes negocios comerciales y donde han emigrado llevándose a sus familiares y amigos. 

Parece mentira que en más de un siglo de haber concluido la revolución y establecerse la paz en todo el territorio nacional existan pueblos con niveles de desarrollo previos a la revolución, por los cuales no existe ninguna mejoría económica propiciada por una acción política.

Si ahora tienen vehículos, carreteras, aparatos eléctricos es porque la nación en su conjunto ha evolucionado, ha progresado, pero que eso se deba a una acción de gobierno no es así. Son pueblos que han sido saqueados y maltratados por quien dice que los gobierna. Existen municipios donde una familia ha gobernado la región por más de 50 años y nadie dice nada. Los índices de desarrollo y la desigualdad compiten con los más pobres del país y de la tierra, sólo superados por los países africanos.  

El triunfo del candidato de Morena se debe a las visitas constantes que en los primeros años de gobierno hizo a Oaxaca el presidente de la república, a la inversión en caminos rurales, a los apoyos dados a los oaxaqueños de la tercera edad, madres solteras y discapacitados, a la decisión de terminar las autopistas a la Costa que unificará al estado en materia carretera. Creo que es la razón del triunfo. Otros dicen que la falta de trabajo del gobernador Murat, que fue una intención muy clara de que había rendido la plaza y que estaba dispuesto a entregar el poder a otro partido. Digo Murat, sin decir cuál de los dos tomó esa decisión. Porque creo que perder Oaxaca para el PRI fue una decisión familiar compartida, que seguramente tiene que ver con la política nacional.    

En una democracia como la que estamos viviendo cada uno puede decir lo que quiera. Por primera vez en un siglo, desde el gobierno de Francisco I. Madero, no tenía la prensa y el pueblo de México la libertad de decir lo que quieran. Esta libertad es un estado que causa mucha incertidumbre, nadie sabe cómo usarla y los excesos están a la orden del día. Ya ven a Porfirio Muñoz Ledo, quien en este tiempo tempestuoso se atrevió a hablar de un pacto entre el crimen organizado y la presidencia de la república. Porfirio siempre tan histriónico, tremendista, lengua floja. Resentido con Morena y el presidente, por lo que aprovecha la oportunidad para sacar su rencor. Esa es la tragedia de muchos hombres inteligentes que cuando envejecen quieren seguir en el escenario político en las primeras filas y se olvidan de las virtudes del silencio. Porfirio Muñoz Ledo ha declarado su vejez y fin de su inteligencia política.  

Vamos a ser optimistas y pensar que todo cambio personal, social y, sobre todo, político es bueno. Tengo mis dudas porque en lo poco que he visto de la conducta de los dos equipos que participan con los candidatos finalistas en las elecciones, ambos tienen las mismas costumbres y vicios. Comer en restaurantes caros con cargo a la campaña, grupos cerrados sin apertura a las nuevas generaciones, prepotencia inútil. Y, finalmente, la falta de un discurso político que denota la ausencia de una concepción del desarrollo, ¿A dónde debe de ir Oaxaca?, ¿Cuál es su plan de desarrollo económico? ¿Apostar al turismo es todavía rentable o habrá que buscar otras alternativas derivadas de esa actividad?, no nada más tener empleos de servicios, meseros, camareras, gente dedicada a la atención del turista. 

En términos generales, ningún país subsiste sólo de la actividad turística, necesita crear pequeñas grandes industrias, sistemas de comercialización, producción de artesanías de gran calidad y mejor precio, diversificar su economía. Nada nos perjudicaría aquí en Oaxaca que se instalaran dos o tres industrias importantes que sirvieran como la masa crítica para detonar el desarrollo. Habrá que buscar nuevas formas de empleo unidas a la emigración y al envió de dinero que es, en estos momentos, una de las principales fuentes de ingresos del estado. Seamos optimistas, esperemos el cambio con optimismo. Finalmente se acaba el PRI en esta región. 


aa

 

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