Día de las madres: un festejo hecho negocio
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Día de las madres: un festejo hecho negocio

El Día de las Madres transcurrió en Oaxaca entre contrastes marcados por la pandemia, la crisis económica y la denuncia de violencia hacia las mujeres


Día de las madres: un festejo hecho negocio | El Imparcial de Oaxaca

Hace varios meses que la calle se convirtió en la casa de Gloria, una mujer próxima a cumplir las seis décadas. Con una pierna amputada y sentada en una silla de ruedas, a diario recorre las calles de la ciudad de Oaxaca. Este domingo, como otros tantos, se apresura a subir la banqueta, no sin antes advertir a quien se encuentre que se haga a un lado, no vaya a ser que le atropelle. Decenas de bolsas de plástico, llenas con más plástico, cuelgan del frío metal de su vehículo y cama, desde la cual se anima a bromear sobre las advertencias que da. Dice que hay gente que la tacha de “locataria” porque suele decir que va manejando. Pero no, lo que pasa es que no entienden de chistes, añade.

Aunque bromea un rato, su semblante de risas cambia al de seriedad entre el paso de autos y peatones. Algunos apresurados por comprar un arreglo floral o una maceta. Otros más, en familia, refunfuñando porque “todo está cerrado”, aun cuando varias tiendas de ropa, joyerías y zapaterías han subido el volumen a la música y llamado a transeúntes a aprovechar las ofertas del Día de las madres.

“Es una fiesta de hipócritas; hoy van a ver a su madre, pero pasando esta fiesta ya nadie le lleva un pan ni un vaso de agua”, suelta Gloria mientras se detiene frente a un puesto de venta de macetas. Las gerberas y orquídeas no parecen atraerle como sí a varios clientes que preguntan por los precios de éstas. Algunos luego de ir a otros lugares donde no salieron convencidos. “Las rosas ya están muy escogidas”, dice una compradora.

Gloria, que suplica por algún apoyo gubernamental para no pasar más hambre, recuerda que la hipocresía del día se mira en su vida. Hace meses que fue dejada a su suerte por sus hijos y hermanos, cuenta. Por eso es que al 10 de mayo también lo ve como una celebración enfocada en el negocio. “Ahorita todos te están sonriendo porque quieres que vayas a comprar”.

Frente a Gloria, Nayeli Labastida Ortiz se apresura a envolver las macetas y flores que desde el sábado vende en una esquina de Flores Magón y Las Casas. Y aunque en varios minutos ha atendido a unas cinco personas, algunas que terminan comprando, cuenta que las ventas no son las mismas de hace un año, y que por eso mismo ha traído pocos productos, especialmente de costos accesibles. 

“Si fuera una temporada normal, no me daría abasto”, explica la mujer sobre un festejo marcado por la emergencia sanitaria que ha mermado la economía y afectado las relaciones humanas en casi dos meses.

Cerca del mediodía, ya habría terminado las orquídeas, lo que no ha ocurrido en este domingo donde la celebración ha cobrado matices varios. Hay quien antes de las 09 horas ha abierto la puerta al mensajero que acude con un arreglo floral para luego seguir su camino y entregar un par más que lleva en la motocicleta. Otros más salieron desde temprano por el pastel con el que caminan por avenida de la Independencia y se encontraron a Danae. La joven que ha sido parte de certamen de belleza se sentó desde las 10 horas en la fuente ubicada en el cruce con Tinoco y Palacios. 

“Regala felicidad”, dice el cartel que tiene junto a un cesto de carrizo lleno de rosas amarillas que obsequia a quien no tenga dinero para comprar el regalo a su mamá. Entre el pasar de los camiones urbanos y paseantes, un joven se acerca y dialoga un momento con ella para luego tomar una de las rosas. Como él, otras personas han decidido que las flores son un buen detalle para el ser querido. Aunque no siempre las pueden entregar, como ha pasado con al menos una decena de personas que acudieron por la mañana al panteón del Exmarquesado.

Ahí, un par de policías municipales resguardaban el acceso, ya con varios candados. En realidad, dicen, los enviaron para evitar que se instalaran los ambulantes, pero también para recordar que el camposanto sigue cerrado y que no será posible visitar a las abuelas o madres fallecidas. A las que los versos de Amor eterno, la canción que de Juan Gabriel se dejó escuchar en un Oxxo, evoca a las que ya no están en el mundo de los vivos.

Pero a aproximadamente un kilómetro de ahí, en el Monumento a La madre, un grupo de mujeres decidió manifestarse en esta fecha, para recordar que aunque se suele celebrar a las madres, la violencia hacia éstas sigue ocurriendo. Y aunque no como en el caso de Gloria, la mujer en silla de ruedas, sí durante embarazo y la gestación.