Los discursos del gobierno y los reclamos de la población chocan en el Istmo de Tehuantepec. El “aquí no es Miami” de la secretaria de Desarrollo Territorial, Rosario Robles, se contrapone a los llamados de auxilio que se reproducen por la región. A Juchitán le siguen Matías Romero, Ixtaltepec, Xadani, Unión Hidalgo, San Francisco del Mar, San Francisco Ixhuatán, en total 41 municipios a cuyos pobladores la complejidad de la orografía no les resulta pretexto para que el apoyo no llegue.
Las razones de las autoridades resultan certeras, pero insuficientes. Ayer el director de Obras de Unión Hidalgo explicaba que aunque los tanques de suministro de agua potable para la comunidad se encuentran llenos el abasto está detenido porque simplemente no hay energía eléctrica, los fusibles de la mayoría de postes de luz de la comunidad están fundidos, “y no es que se consigan en cualquier parte”.
Mientras tanto, el reparto de agua potable se realiza a través de tanques de la Marina, que envió la primera unidad la tarde de ayer. Cada quien lleva tanta agua como puede a su casa y mientras lo haces la vecina aprovecha para hacer una aclaración frente a los reporteros: esta ayuda la trajo la Marina, elementos que son de aquí y que buscaron la forma para traernos agua, aquí las autoridades municipales no han hecho nada.
Con las despensas la incertidumbre va hacia un lado y hacia otro. Los que no las recibieron se preguntan aún por qué, los que las recibieron, como Gabriela Cruz, de 26 años, madre de dos hijos, preguntan si es todo, si mañana habrá más apoyo, si el día después de mañana…
“Hoy tenemos qué comer, mañana quién sabe”, se le escucha decir mientras cuenta como el mantenerse en el marco de una de las habitaciones de su casa salvó su vida y la de su familia. Se cayeron las paredes, el techo, las puertas, pero no esos dos marcos. Quedó destrozado el horno donde doraba el pescado que vendía, pero no esas dos partes esenciales que ahora su marido se encuentra a punto de derribar.
Pasaron, no dejaron nada
Don Cecilio Juan Martínez estaba ocupado cuando pasó la camioneta en la que militares entregaban despensas. No alcanzó a bajar de la segunda planta de su casa, donde observaba el retiro de escombros de la casa de su hermano Lorenzo, quien falleció el viernes entre escombros tras desplomarse el techo de su habitación. Su sobrino con un mazo retiraba ladrillo a ladrillo una pared de la casa. Su padre era campesino y pescador, con las lluvias de los últimos días esperaban recoger una buena carga de pescado pero ahora su tiempo lo ocupan en la limpieza.
Los reclamos por la falta de apoyo brotan nuevamente en esta casa de la colonia El Pescador, que perdió al menos a seis de sus habitantes. En Unión Hidalgo el número de defunciones no ha sido confirmado por las autoridades y, como en Ixtaltepec, existe mayor certeza sobre lo dicho por los vecinos, que saben quién les falta, que los conocían, han asistido a sus rezos luego de ver sus casas caer.
Ayer, durante los trabajos de inicio para realizar el censo de viviendas afectadas, los representantes de Liconsa y la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, esperaban aún coordinarse con el munícipe para aumentar el número de cuadrillas que recorreríamos Unión Hidalgo.
