En un claro repudio a las políticas aislacionistas y racistas del presidente Donald Trump, los electores estadunidenses le asestaron su primer fracaso político-electoral, al devolverle a los demócratas el control de la Cámara de Representantes del Congreso federal, aun cuando los republicanos se quedarán con el dominio político del Senado.
Faltando un par de horas para el cierre de todas las casillas electorales en la Unión Americana, luego de los comicios de este martes 6, los resultados de las entidades donde se hizo el recuento de las urnas registraron la gran derrota de Trump, quien el resto de su mandato presidencial tendrá que gobernar con un congreso ahora dividido.
Los demócratas obtuvieron el triunfo en los 23 distritos republicanos que requerían como mínimo para controlar la Cámara de Representantes. La victoria demócrata no sólo representa el fracaso electoral de Trump, sino que pone en riesgo las posibilidades de reelección del mandatario en los comicios de noviembre de 2020.
La realidad política de Washington a partir de enero próximo, cuando iniciará sesiones la nueva legislatura, no permitirá al magnate, como lo ha hecho hasta ahora, sacar adelante sus proyectos de ley en el Capitolio.
La oposición demócrata en la Cámara de Representantes bloqueará cualquier iniciativa de la Casa Blanca para que Trump cumpla sus promesas de ley en materia electoral, como los fondos requeridos para amurallar la frontera con México, criminalizar a la inmigración indocumentada, reducir los impuestos a los ricos, aumentar los gastos al departamento de Defensa, sancionar con aranceles a aliados comerciales, eliminar proyectos de asistencia social en materia de salud e incluso negar la realidad del calentamiento de la tierra.
El panorama más negativo para Trump con el triunfo demócrata es que ahora la Cámara de Senadores tendrá la potestad, si así lo decide, de investigar profundamente la campaña electoral del mandatario para intentar someterlo a un juicio político por la supuesta colusión con los rusos para socavar las elecciones presidenciales de 2016.
El nuevo poder demócrata en el Capitolio permitirá a los legisladores que son mayoría exigir a Trump que dé a conocer sus pagos tributarios, algo que se ha negado a hacer desde que llegó a la Casa Blanca con el cobijo y respaldo que le daba el Partido Republicano.
La derrota electoral del Trump y los republicanos será a su vez una gran oportunidad para el próximo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien tendrá más espacio político para abordar temas cruciales de la relación bilateral, como el asunto migratorio, de comercio, seguridad y combate al narcotráfico, porque a partir de enero de 2019, la última palabra sobre estos aspectos no la tendrá la Casa Blanca, sino el Congreso, ya que de ahí deben surgir los proyectos presupuestales para financiar la relación entre las dos naciones.
Pese al fracaso de sus políticas, como quedó reflejado con la victoria de los demócratas en la Cámara de Representantes, el presidente Trump, en un breve mensaje en su cuenta personal de Twitter, tras conocer la división que habrá en el Capitolio, señaló: “Tremendo éxito esta noche. Gracias a todos”.
Veinticuatro horas antes de los comicios, Trump había asegurado que gracias a él y a sus decisiones en la Casa Blanca los republicanos tenían garantizado el control de las dos cámaras del Congreso. La nueva realidad política en Washington y en Estados Unidos le demostró lo contrario a un presidente a quien ahora el futuro se le presentará muy incierto para sus ambiciones de relección.