Representaban la dualidad de Jesús como rey divino y hombre mortal, así como su papel como salvador del mundo.
Oro: Símbolo de realeza y poder
El oro, obsequiado al Rey de Reyes, no solo representaba riqueza material, sino también la autoridad y el dominio de Jesús sobre toda la creación. Este regalo reconocía la naturaleza real de Jesús y prefiguraba su futura realeza sobre el mundo.
Incienso: Manifestación de la divinidad
El incienso, utilizado en ofrendas religiosas, simbolizaba la divinidad de Jesús. Al ser quemado en templos y altares, el humo ascendía, representando las oraciones y alabanzas que se elevaban hacia Dios. Este regalo reconocía a Jesús como el Hijo de Dios.
Mirra: Símbolo de humanidad y sacrificio
La mirra, una especia utilizada en el embalsamamiento de los muertos, fue un presagio sombrío de la futura muerte y resurrección de Jesús. Este regalo simbolizaba la humanidad de Jesús y su sacrificio redentor. Aunque su aroma amargo recordaba el sufrimiento humano, también era un recordatorio de la victoria de Jesús sobre la muerte y la redención de la humanidad.
En este sentido, los regalos de los Reyes Magos no solo fueron un tributo a Jesús, sino también una profecía de su destino divino y humano.