Conoce que hay detrás del miedo al compromiso en pareja
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Conoce que hay detrás del miedo al compromiso en pareja

No es fácil dar una respuesta única, pero hay factores que se repiten en la mayoría de los casos.


Conoce que hay detrás del miedo al compromiso en pareja | El Imparcial de Oaxaca
Foto: internet

Una de las típicas quejas que se escuchan alrededor de la mesa cuando un grupo de amigas queda para comer termina siendo el miedo al compromiso de algunos hombres, aunque a veces somos nosotras mismas las que descubrimos que ese temor forma parte de nosotras y que está condicionando el desarrollo de nuestra vida de pareja.

Desahogarse ante personas de tu confianza, escuchar las vivencias de unas y otras en este aspecto y, a ser posible, terminar soltando alguna que otra carcajada puede ser no sólo liberador sino hasta incluso terapéutico. Pero aunque nos ayude a sobrellevarlo mejor, la realidad sigue ahí y forma parte de tu vida sentimental, tanto si eres tú quien tiene miedo al compromiso o es tu pareja.

Pero ¿qué hay realmente detrás de ese temor?

Cada pareja es un mundo. Partimos de dos personas con identidad propia y su unión genera una vida más, la de la propia relación, que a su vez también tiene carácter propio. No es fácil dar una respuesta única, pero hay factores que se repiten en la mayoría de los casos.

Hasta las leyes de física de Newton nos servirían para explicar una de las causas que se esconden tras el miedo al compromiso: Se dice que a toda acción le corresponde una reacción igual y opuesta. Con esto queremos poner la atención en un hecho: que en ese miedo al compromiso también influye mucho la actitud que presente la persona con la que se tiene la relación. ¿Pero de qué manera?

Por un lado, el que siente miedo al compromiso en el fondo siente miedo a dejar de ser él mismo al estar con otra persona. Mientras que el que siente miedo al abandono, intenta limitar la libertad de su pareja tratando de impedir que le abandone. En principio, todo ello sucede de forma inconsciente. Pero en un u otro caso, el elemento común es el miedo a sufrir, solo que manifestado en cada situación de una forma.

Causas de este miedo

Como hemos dicho anteriormente, depende de cada caso, de la historia personal de cada uno y del tipo de vínculo entre los dos miembros de la pareja. Sin embargo, éstas podrían ser algunas de las causas que hay detrás de este temor:

1. Alto individualismo
Si bien no es condición sine qua non para tener miedo al compromiso, sí que es un rasgo bastante habitual entre quienes lo padecen. Tampoco tiene por qué haber egoísmo o egocentrismo detrás de esa actitud, pero sí es cierto que anteponen sus necesidades individuales a las colectivas.

En cuanto al caso de las relaciones de pareja, el miedo al compromiso les conecta con la idea de que entablar una relación romántica supondrá una especie de pérdida de la propia identidad además del sacrificio del tiempo a dedicar y el esfuerzo por mantener la relación.

2. Viejos temores
Cada vez que nos enamoramos, aquellas emociones que grabamos durante nuestra infancia vuelven a la actualidad como una referencia inconsciente que va con nosotros. Y no sólo regresan las horas felices, también lo hacen los momentos de miedo, frustración, etc.

Como un eco lejano que se repite a través del tiempo, un viejo temor reaparece; situaciones muy antiguas en nuestra historia personal pueden estar marcando nuestra forma de relacionarnos sin darnos cuenta, aunque también la huella fresca de las relaciones fallidas más recientes con un final doloroso nos harán protegernos de las nuevas vivencias para evitar volver a sufrir.

3. Miedo al compromiso en todas las parcelas
Es decir, que ese temor a comprometerse a nivel de pareja no sólo es algo que le sucede en cuestiones sentimentales, sino que su reacción de miedo al compromiso trasciende más allá de lo personal (aunque en realidad sigue estando conectado):

Impregna las dinámicas que se imponen a la hora de encarar un proyecto compartido en el que involucrarse, en los vínculos con pactos implícitos de colaboración o de reciprocidad, en la vida laboral o privada.

Sea cual sea, la postura del que siente este temor es vivir manteniéndose instalado en esa especie de limbo de la indefinición donde quedarse a las puertas de cualquier camino o de puntillas en sus comienzos sin llegar a atreverse a tomarlo, adentrarse en la experiencia plena y descubrirlo.

Millennials, un caso aparte

Cada generación es una versión renovada y mejorada de la anterior, pero si hay una que supera de forma exponencial ese progreso natural es el caso de los millennials.

Han nacido con una versión del mundo completamente diferente a todo lo anterior. Cada vez es más habitual que cualquier elemento cotidiano cuente con una parte virtual si no lo es su totalidad, todo es velocidad, inmediatez y avidez por la novedad. Lejos de sentirse abrumados ante un nuevo reto, se lanzan de cabeza, sin pensarlo.

Su capacidad de pasar de un tema a otro a golpe de click también forja su actitud frente a la vida, son knowmads (“nómadas del conocimiento”) y eso les permite descubrir nuevos intereses en cuestión de segundos y ampliar su visión del mundo, que no presenta tantas barreras como las que podemos percibir los nacidos en generaciones anteriores. Aunque también puede tener un coste.

Cuando el tiempo del que dispones es el que es, abarcar ese amplio abanico de intereses supone repartirlo en dosis pequeñas de dedicación, y quedarse en el camino la capacidad de profundizar de lleno en la experiencia. Hay vivencias que para resultar plenas y llegar a mostrar sus matices, requieren tiempo, inmersión total y paciencia.

Por eso, para aquellos que observan a los millennials sin comprenderlos y los tachan de superficiales y desvinculados de toda responsabilidad, les recomendaría prudencia y reflexión. Si algo caracteriza a esta generación es la reivindicación de unos valores coherentes con su forma de entender la vida, aunque sus prioridades tengan otro orden al de ellos.

Las dinámicas de relación entre los más jóvenes no dejan de ser una extensión más de cómo piensan, sienten y actúan. Y sí, eso también viene condicionado por cómo funciona todo en estos días. Han nacido bajo una realidad que resulta nueva para nosotros, cuando para ellos es la natural.

El mundo cambia y ellos cambian también con él. No, no sería justo hablar en su caso a la ligera de miedo al compromiso.

¿Cómo superarlo?
Cuando éste sea el problema de fondo en una pareja que lleva tiempo unida, y que le impide evolucionar hacia otro nivel de su relación, puede ser de gran utilidad contar con la ayuda de un profesional especializado en terapia de pareja.

Así mismo, si una persona de forma individual descubre que éste es el obstáculo que le dificulta entablar relaciones más profundas en diversos ámbitos de su vida y disfrutar de aspectos a los que sólo así accedería, podría recurrir a un especialista para tratar de reconducir este aspecto.

En cualquier caso, si algo de lo que te hemos comentado te resulta familiar o te hace conectar con alguna faceta de ti, piensa que la confianza y la apertura a los demás son experiencias maravillosas. Que si eres suficientemente valiente para mirar en tu interior y aceptar tus temores, también cuentas con valentía para intentar abrirte ante otros.

Atrévete a crecer, a aprender y a superarte. Atrévete a descubrirte en otro nuevo rol, a amar con profundidad y a vivir la plenitud de esa experiencia con ese alguien especial que te hace ver el mundo con otros ojos. Porque merece la pena el desafío, pase lo que pase.