El escritorio de María Hortensia: El amor y a la amistad
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El escritorio de María Hortensia: El amor y a la amistad

Amor y la amistad, tesoro que debemos cultivar


El escritorio de María Hortensia: El amor y a la amistad | El Imparcial de Oaxaca

Es motivo de placer y regocijo disfrutar un día tan especial como lo fue el pasado 14 de febrero, que se festejó al amor y a la amistad, sentimientos que son un verdadero tesoro que debemos cultivar con cariño, honestidad, sinceridad y perseverancia.

Soy muy afortunada y me siento muy feliz manteniendo mis relaciones personales con mis familiares, amigos y conocidos, y les deseo lo mejor de lo mejor, reciban un muy fuerte y cariñoso abrazo virtual de quien los quiere, admira y respeta. ¡Felicidades! Que Dios los bendiga hoy, mañana y siempre.

Estoy muy agradecida con las demostraciones afectuosas de mis lectores quienes son muy amables. Me siento muy plena, alegre y agradecida. Los regalos son muy preciados cuando sabemos valorarlos y disfrutarlos.

Me enterneció mucho este relato breve y se los comparto con mucho gusto.

 

EL REGALO

Un hombre castigó a su hija de cinco años de edad por desperdiciar un rollo de papel dorado para envolver que era muy caro. El dinero estaba escaso y él se enojó aún más cuando la niña pegó el papel dorado para decorar una caja y ponerla debajo del árbol de Navidad. Sin embargo, la niñita le trajo la caja de regalo a su padre la semana siguiente y le dijo: “Esto es para ti, papito”. El padre estaba avergonzado por su anterior reacción exagerada, pero su enojo apareció de nuevo cuando encontró que la caja estaba vacía. Le habló a su hija de una manera recia: “¿No sabes, jovencita, que cuando das un regalo a alguien, se supone que debe haber algo dentro del paquete?”. La niñita lo miró con lágrimas en sus ojos y le dijo: “Oh, papito, no está vacía. Le puse besitos hasta que se llenó”… El padre estaba deshecho. Cayó de rodillas y abrazó a su pequeña hija y le rogó que lo perdonara por su enojo innecesario.  Un accidente le quitó la vida a la niña solo un poco tiempo después, y se dice que el papá conservó la caja dorada junto a su cama por todos los años que le quedaron de vida. Y cuando él estaba desanimado o enfrentaba problemas difíciles, abría la caja y tomaba un beso imaginario y recordaba el amor que la niña había puesto ahí.

 

TODAVÍA

¡Todavía hay amor, todavía hay inocencia, todavía hay esperanza! No cierres los ojos a lo bello de la vida… todavía en el campo hay verdor y en el agua transparencias. Todavía en la madrugada hay música de pajarillos y sobre todas las cosas, todavía hay amor. ¡No pierdas la fe!. Licenciada María Hortensia Lira Vásquez. Celular 951 21 14 138.