Como una manera de recordar la presentación y consagración de Jesús a los 40 días de nacido, así como la purificación de la virgen María, la feligresía católica llevó este domingo sus imágenes del Niño Dios a la catedral metropolitana de Oaxaca para que recibieran la bendición de parte del arzobispo de Antequera, Pedro Vázquez Villalobos.
Fue al término de la eucaristía del mediodía cuando monseñor bendijo las imágenes, una acción que también se repitió en otras celebraciones de diversos templos católicos de la ciudad de Oaxaca como la Basílica de La Soledad.
Con ropones blancos como de bautizo, además de otros alusivos a santos y otras advocaciones de Jesús, la feligresía católica llevó a sus niños desde temprana hora a los templos. Ya sea sentados en una silla de madera especial o recostados en los moisés conseguidos a su medida. De apenas unos centímetros o de hasta medio metro, aquellas representaciones del niño Jesús eran de diversos tonos de piel, pero principalmente de tonos claros.

La misa del mediodía que presidió el arzobispo se enfocó en el pasaje bíblico de la presentación de Jesús, a quien sus padres María y José llevaron para presentar en el templo de Jerusalén y consagrarlo ante Dios, un mandato de la época que marcaba la ley de Moisés, según explicó el arzobispo.
“Todo primogénito varón será consagrado al señor” y en este acto se ofrecerán un par de tórtolas o pichones, explicó Vázquez Villalobos sobre aquel mandato del pueblo de Israel por el que ahora la tradición es llevar a las representaciones de Jesús al templo, a los 40 días de la conmemoración de su nacimiento.
En su explicación, el arzobispo también recordó la razón por la que este día se conoce como el de la Virgen de la Candelaria (en relación a las candelas: velas) y que tiene que ver con el encuentro de un hombre llamado Simeón que vivía en Jerusalén y motivado por la fe acudió al templo al que llegaron Jesús, María y José. Ahí tomó al niño en brazos y dirigiéndose a Dios le dijo a este que ya lo podía dejar morir en paz, pues le había cumplido la promesa de ver al salvador, aquel por el que exclamó: “luz que alumbra a todas las naciones y gloria de tu pueblo Israel”.
Monseñor también recordó que parte de la ley o mandatos estipulada que las mujeres que habían dado a luz debían purificarse a los 40 días porque al momento del parto habían derramado sangre. Pero aunque María no estaba en la misma situación, cumplió con tal disposición.