Pedro Infante y la vez que pidió a una mujer que le regalara a su hija
El actor siempre tuvo una relación muy afectuosa con su colega en el cine de oro
La sencillez y el cariño que sentía Pedro Infante por los niños era tal que no necesitaba pasar muchos minutos a su lado para que estos sintieran una enorme simpatía por él.
Tal fue el lugar que les daba el artista que muchos de ellos incluso lo veían como un igual y lo consideraban un amigo íntimo, aunque lo conocieran de hace poco.
Esto mismo pasó con María Eugenia Llamas, mejor conocida como “La Tucita” por el personaje que interpretó en la cinta Los tres Huastecos, donde por cierto Pedro conoció a la que después sería su esposa Irma Dorantes.
De acuerdo con lo que narró la actriz de la época dorada del cine de oro, el cantante y ella tenían una relación sumamente afectuosa, al punto de que el intérprete de “Amorcito corazón” hizo varias veces una propuesta que siempre le fue negada.
“Siempre le decía a mi mamá: “Regálemela, regáleme a su hija, usted tiene otra” y yo “sí, sí que me regale”, pero mi mamá nunca me quiso regalar”, dijo en una entrevista realizada varias años antes de su muerte.
Destacó que conocer a Infante a su corta edad, tenía cuatro años cuando comenzó a compartir créditos con él, la hizo sentir como si tuviera otro padre.
“Era muy cariñoso. Los niños saben y sienten cuando es verdad”, dijo.
Tenía beneficio sobre otras personas
La amistad y el cariño que se profesaban ambos iba más allá del compañerismo en el set, ya que a María incluso se le permitió verlo antes que nadie después de uno de sus más aparatosos accidentes.
“Me tocó la primera persona que lo visitara cuando se cayó la primera vez en el avión y que le pusieron la placa de platino”, dijo.
En esa ocasión, contó, le permitieron verlo en estos difíciles momentos, pese a que el actor no estaba en sus cinco sentidos y que los niños no suelen tener permitida la entrada para este tipo de visitas.
Ambos trabajaron juntos en obras de teatro, así como en las películas Dicen que soy mujeriego y El seminarista (1949), por lo que su relación no hizo más que fortalecerse.
