Entre los desafíos laborales que enfrenta el mundo en la actualidad, destaca la necesidad de generar 344 millones de empleos antes del año 2030, advirtió Gerardina González Marroquín, directora de la Oficina para México y Cuba de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Al participar en la Semana de la Seguridad Social, que tiene por lema “Construyendo Hoy el Futuro de la Seguridad Social”, explicó que el envejecimiento de la población significa una presión financiera sobre los sistemas de seguridad social, que, sumado a la baja cobertura como consecuencia de la alta informalidad de las economías, desencadena un desafío.
Advirtió que los factores de cambio no son solo de naturaleza con los cuales no es posible influir, sino que también se van generando.
Explicó que la Organización Internacional del Trabajo, a través de su oficina en México y Cuba celebra que haya habido avances en los programas de protección social previstos por la legislación y resaltó que México complementó los ocho convenios fundamentales de esa organización para garantizar que haya respeto hacia los derechos humanos.
Dijo que para la OIT el mundo del trabajo está siendo globalizado, urbanizado, digitalizado, automatizado, virtualizado y terciarizado, sin intermediarios, lo que lo está transformando radicalmente.
“De acuerdo con la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo existen cuatro factores que transforman el mundo laboral: Desarrollo tecnológico, el cambio climático, movimientos demográficos y la globalización”, indicó.
Agregó que la globalización, los modelos empresariales y nuevas formas de contratación, que son temporales y en general no tienen relaciones de dependencia, representan también un reto para el futuro. En este marco, preciso que lo preocupante es que estas formas de empleo antes sólo se encontraban en la informalidad.
En su participación, el titular de la Unidad de Delegaciones Federales del Trabajo (STPS), Alejandro Salafanca Vázquez, se refirió al tema del “Papel del Estado Mexicano ante el Futuro del Trabajo”.
Compartió que la política general en materia de la seguridad social en la presente administración se cimienta en tres pilares: Ser garantes del cumplimiento del marco laboral vigente; aumentar la cobertura de seguridad social en México, que hoy se sitúa en niveles insostenibles para una economía que aspira a un reparto equitativo de la riqueza: y, el papel del Estado en el futuro del trabajo.
“La revolución digital está transformando drásticamente los medios de producción, las formas de comunicación, los hábitos de consumo y las relaciones laborales”, reconoció.
Salafanca Vázquez aseguró que la Secretaría del Trabajo, labora para que México y la sociedad que lo conforma afronten el futuro con trabajo digno y decente, con los derechos laborales dignos, competitividad de vanguardia fincada en el humanismo e igualdad.
En representación de la dirigencia de la Unión Nacional de Trabajadores, José Luis Téllez Ortega, reconoció que los empleos tradicionales están evolucionando y en muchos de ellos los trabajadores quedan completamente dispersos, sin la posibilidad de tener un contrato colectivo, donde no queda más que confiar en la reglamentación del Estado.
Aunque reiteró que la sindicalización es lo que permite a los trabajadores mejorar las condiciones laborales.
Por su parte, el representante de la Confederación de Cámaras Industriales (CONMCAMIN), Fernando Yllanes Martínez, manifestó que el futuro del trabajo presenta muchos desafíos, retos importantes, pero otras oportunidades.
“Tenemos que articular de mejor manera la seguridad social, las épocas de oro terminaron. Muchos derechohabientes pagan por solidaridad, pero no usan los servicios por falta de calidad, tenemos que regresar al diagnóstico”, precisó.
En tanto, Helmut Schwarzer, especialista principal en Protección Social y Desarrollo Económico de la OIT, compartió que uno de los temas clave que debe estar sobre la mesa es el pacto que subyace al Estado de bienestar, el cual necesita ser rearticulado para tener una visión de productividad y sostenibilidad económica, pero con derechos laborales y sociales; además de responsabilidad ecológica.