La polución por plásticos en los océanos se ha convertido en un problema mundial. Se estima que 14,5 millones de toneladas de plástico son vertidas al mar cada año.
A lo largo de los últimos años, han surgido numerosas plataformas con el fin de reducir el impacto de los plásticos en la naturaleza. Pero ¿podemos considerar esto una solución válida al problema que genera el vertido incontrolado de estos residuos?
La vida de los plásticos no acaba una vez llegan al mar. La presencia de algunos elementos plásticos, como útiles de pesca en el caso de la pesca fantasma, pueden tener un efecto negativo en la supervivencia de los ecosistemas marinos.
Pero los plásticos presentes en el medio marino también pueden ser usados por numerosos organismos que necesitan vivir fijados a una superficie. Pueden ser el hogar de bacterias, pólipos, moluscos y otros seres vivos que de otra forma no podrían haber colonizado ese espacio, reforestando un medio que podría estar asolado anteriormente.
Como ocurre con los arrecifes artificiales, la presencia de estos nuevos sustratos puede fomentar la creación de ecosistemas que a la larga se harán más complejos, incrementando la biodiversidad de la zona. Por eso en ocasiones su retirada del medio una vez ha pasado el tiempo y se ha creado un ecosistema alrededor del residuo puede generar mayor destrucción que dejar que éste permanezca.
A esta posible destrucción del medio hay que añadir otros factores que dificultan la recogida de los residuos plásticos, en especial a largo plazo.
Por un lado, el continuo estrés físico y químico que sufre el plástico en el mar provoca la fragmentación de macroplásticos en micro y nanoplásticos, con un diámetro menor a 5 mm.
Los microplásticos, a pesar de su pequeño tamaño, causan numerosos efectos negativos en el medio marino. Su talla tan reducida hace casi imposible su detección y recuperación. Además, su composición es tan variada que su reutilización es casi imposible.
Los plásticos de mayor tamaño son más fáciles de detectar, pero no por eso estamos ante una tarea sencilla. Su flotabilidad y bajo peso les permiten recorrer largas distancias antes de llegar a nuevas costas. Además, se pueden dar grandes zonas de acumulación, como ocurre en la gran isla de basura del Pacífico.
Por otra parte, la heterogeneidad y pérdida de calidad que presentan estos residuos reduce la posibilidad de que sean devueltos a la vida útil, suponiendo que podamos recuperarlos.
Las condiciones del medio, la climatología y la actividad biológica de microorganismos marinos alteran la integridad y la composición química de los plásticos. Esta modificación resulta en una disminución de la calidad del plástico como materia prima y, por tanto, en una pérdida de interés por parte del comprador de plástico