Los humanos y los pájaros son los únicos que comparten el bipedalismo, pero el de las aves se basa en un mecanismo muy específico, la tensegridad, que podría encontrar aplicaciones en la robótica, según un estudio publicado este miércoles.
La diferencia fundamental entre los humanos y las aves es que la bipedación de los primeros implica mantenerse erguidos, mientras que el de los segundos se basa visiblemente en la flexión de los miembros inferiores.
Esta flexión, que el ser humano sólo puede mantener durante poco tiempo y a costa de un cierto esfuerzo, no impide que las 10 mil especies de aves registradas en el mundo duerman erguidas, precisa el estudio publicado en la revista Interface de la Royal Society británica.
El ave tiene un tronco más horizontal que el humano, que se extiende desde una cola corta y ósea, pasando por una columna casi rígida, hasta un cuello largo y luego la cabeza.
Este tronco está como en equilibrio sobre las patas, constituidas sucesivamente por tres huesos bastante largos, que forman una especie de Z antes de llegar a los dedos.