“Viví diez años del otro lado del atlántico, pero siempre digo que México es mi segundo país” me dice por teléfono Raquel Martínez-Gómez, quien acaba de publicar el libro “La máscara del rey maya” (Planeta/2023), originaria de La Mancha, España; la escritora considera a México un país culturalmente apasionante, que condensaba su atención. Por ello cuando se encuentra con la historia del arqueólogo Alberto Ruz Lhuillier (el descubridor de la tumba de Pakal) supo que estaba ante una inminente novela.
Era imposible saberlo y no escribirlo”, ella lo hace en más de 400 páginas, donde adentra al lector por la selva maya y lo lleva en saltos de tiempo hasta 1952, año que marcó un hito en la antropología mexicana al hallarse en la zona de Palenque el sepulcro de un rey maya del siglo VII. Se trataba del señor Pakal, pero hubo que esperar cuatro años para finalmente poder descender y desenmarañar a tan misterioso rey oculto por más de doce siglos.
El mundo maya es el gran trasfondo de este libro, Raquel Martínez-Gómez navega en él con soltura dado su oficio de narradora, no obstante, admite que “Es ingente la cantidad de cosas que todavía no se han descubierto y quedan por descubrir”, encontrarse con la historia de Ruz Lhuillier (arqueólogo francés nacionalizado mexicano) que dedicó gran parte de su vida al estudio de esta cultura, que en los años cuarenta era más desconocida y llena de vacíos.
Animado por su maestro Alfonso Caso, Lhuillier llega a Campeche, Yucatán y Quintana Roo donde comienza con sus estudios hasta llegar a Palenque, Chiapas, donde haría su gran descubrimiento. Raquel Martínez-Gómez lo que hace en esta novela es seguir su rastro a través de documentos históricos y su propia experiencia recorriendo la zona maya, pues dice “hay cosas que tienes que vivirlas y sentirlas en la piel”.
Por la ironía de la coincidencia, en un viaje en Lisboa conoce a Claudio Ruz, hijo del arqueólogo, con quien empatiza la sensación de haber perdido a su padre con premura (ya que Claudio era muy joven cuando su padre muere en un accidente en Canadá), ambos personajes del presente entablan una amistad que les permite ir construyendo el pasado.
Yo acababa de perder a mi padre y estaba buscando algo que me ayudara a hacer el duelo, pero claro la vida de mi padre no era como la de Alberto Ruz Lhuillier; en Lisboa yo me encuentro con Claudio quien me habla muy breve de su padre y de cómo lo vio morir a los 9 años en 1979. Entonces yo justo venía con sensaciones parecidas y se nos juntaron las cosas”.
Sin ese encuentro Raquel Martínez-Gómez admite que nunca se hubiera interesado por escribir esta novela, ya que fue Claudio Ruz quien le verbalizó sus intenciones por escribir la vida de su padre, lo cual había buscado sin éxito. Ninguno imaginó que a partir de ese breve encuentro entretejerían el camino para volver a seguir los pasos de Lhuillier hasta encontrarse de frente con el Rey Pakal.
@Urieldejesús02