Aun cuando la británica Mary Shelley dio origen al género del terror o el gótico con su novela “Frankenstein o el moderno Prometeo”, o las hermanas Emily y Charlotte Brontë hicieron lo propio con el gótico, todas en el siglo XIX, en la literatura persisten ideas o prejuicios sobre la presencia y proyección de las escritoras. Incluso, en general se ha hablado en los últimos años de un auge repentino o boom de las mujeres en la literatura.
Para la periodista y escritora argentina Mariana Enriquez (1973) el terror “es un género femenino en origen”. Sin embargo, no siempre se reconoce esta u otra aportación de sus congéneres a las letras, incluso si en su época lograron vender un gran número de ejemplares como las argentinas Marta Lynch, Beatriz Guido y Silvina Bullrich en el siglo XX, de quienes también dijo que les ha relegado como una especie de castigo que no se aplica a los hombres. “En México, una escritora que me vuelve loca y fue muy ignorada en su época es Amparo Dávila y que para mí es una de las mejores escritoras en español”, explicó la autora de “Bajar es lo peor” sobre esa falta de visibilidad o de pérdida al pasar los años.
Previo a su presentación de este domingo en el cierre de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca, Mariana Enriquez habló sobre su obra, sus inspiraciones para desarrollarse en el género de terror, pero también sobre la literatura hecha por mujeres y del falso “boom” al que se les ha reducido, cuando las mujeres han estado siempre en la literatura y han creado algún género.
“Creo que decir que hay un boom de escritoras es, sobre todo de parte de nosotras como mujeres o disidencias que escriben, perpetuar una especie de discurso que se nos impone como mujeres”, dijo Enriquez en su encuentro con la prensa en la ciudad de Oaxaca. También habló del bullying, de la violencia propiciada en las redes sociales por la inteligencia artificial y los “haters” que proliferan en el entorno digital.
La escritora de “Las cosas que perdimos en el fuego” recordó que para ella tampoco fue fácil adentrarse en el mundo editorial, especialmente porque para cuando escribió y publicó su primera novela (“Bajar es lo peor”, 1995) había muchos cuestionamientos por lo escrito, por ser joven y ser mujer. Aunque también le tocó ver el cambio generacional de las autoras y de las relaciones de estas con lo público.
“Yo no creo que sea un boom, lo que está pasando es una cosa natural. Las mujeres consiguen espacios y los consiguen también en la literatura como en la medicina y acá y allá”, apuntó Mariana, quien reflexionó sobre la libertad de expresar el gusto o no por la obra de otra escritora sin que se piense como una enemistad de género.
“Hay que darse el permiso de poder decir: la novela de esta mujer no me gustó tanto, me gustó más la novela de este escritor porque ya está, porque somos colegas. Ya no hay que tener miedo y ponerse en una trinchera… Hay como una idea de: se están peleando entre ellas. No. No se están peleando. Somos profesionales, somos escritoras”.