Por contradictorio que parezca, nuestro país es una República que contiene reinos. Algunos son parte del pasado, pero siguen presentes en mil testimonios edilicios, geográficos, históricos, y culturales. Porque así como fue sede de los imperios Maya y Azteca, también contiene ahora las ciudades donde reinan un asombroso insecto de enorme belleza, y el licor con el que se identifica al país en el mundo.
Bebida nacional y museo propio
Guadalajara es la segunda ciudad mexicana en importancia, ubicada sobre el Pacífico, y es la capital del estado de Jalisco. Tiene aproximadamente 5.200.000 habitantes, 10 municipios, y es la segunda área metropolitana más poblada de México. Está a 542 km al oeste de la capital nacional.
Tiene un grato clima subtropical, con lluvias abundantes en verano, y una temperatura media anual de 20 °C. La fundó el conquistador español Nuño Beltrán de Guzmán en 1530. Entre sus muchos atractivos turísticos, destacamos las construcciones coloniales, las reliquias precolombinas y los museos temáticos. Uno de ellos es muy especial.
Una vez que llegues y te alojes en alguno de los buenos hoteles en Guadalajara, estarás en condiciones de visitar el famoso Museo del Tequila, o “Te quiero, Tequila” ubicado en una antigua casona de la Av. La Paz. Allí veremos la colección de tequilas más completa del mundo, con ¡1600 marcas!. Los guías cuentan cómo se hace el tequila, su historia, podrás verás las plantas de las que deriva (los agaves azules tequilanos) las zonas autorizadas para fabricarlo y mucha más data, además de las indispensables degustaciones de este símbolo nacional, por supuesto.
Encanto natural en Valle de Bravo
La mariposa monarca (Danaus plexippus) es casi otro símbolo del país. En una de las regiones que no puedes dejar de conocer, está Valle de Bravo, una ciudad del Estado de México, distante 156 km al suroeste de la capital. Su fundación hispánica fue en 1530, y tiene su nombre por San Francisco del Valle y por el general Don Nicolás Bravo.
Como en casi todo el resto del país, la naturaleza circundante es imponente (sobre todo en su magnífico lago) el pasado colonial y el prehispánico son omnipresentes, y los hoteles en Valle de Bravo se destacan por su variedad y excelencia.
Pero algo diferencia a Valle de Bravo de cualquier otro lugar del país y aun del mundo: Es el santuario de la majestuosa mariposa monarca, un lepidóptero como ningún otro. De una belleza hipnotizante y gran tamaño, este insecto es una especie nómada, famosa también por sus kilométricos periplos anuales desde Canadá y el norte de Estados Unidos, hasta México. Crease o no, recorren unos 4000 kilómetros solo con la fuerza de sus alas.
Esta migración comienza entre agosto y septiembre, y se extiende hasta marzo o abril del año siguiente. Así pasan el invierno en los bosques de Oyamel, ubicados en las montañas centrales mexicanas. Verlas en su lugar de descanso del Valle de Bravo, puede considerarse todo un privilegio.