Además del Cuarto Viernes de Cuaresma, también conocido en la ciudad de Oaxaca como Viernes de Samaritana, la feligresía católica de la capital del estado también obsequia aguas frescas en el Viernes de Dolores. Este último es una conmemoración en la que es tradición instalar un altar a la Virgen de Dolores para recordar los sufrimientos que padeció por su hijo Jesús.
Sin embargo, a esta tradición católica también se suma el obsequio de aguas frescas (y a veces nieves o medias tortas), algo que se hacía únicamente en algunos templos católicos, pero que en las últimas décadas se ha realizado mayormente en los mercados públicos. Entre estos, el 20 de Noviembre y la Central de Abasto.
Pero ¿por qué se obsequian aguas frescas en el Viernes de Dolores en la ciudad de Oaxaca?
De acuerdo con algunos feligreses, las aguas frescas simbolizan las lágrimas de la virgen, por lo que compartirlas es una manera de acompañarla en sus dolores. “Es conmemorando las lágrimas de María, reflexionando”, cuenta la cocinera tradicional Elvia Angelina Vale Jiménez, una de las concesionarias del mercado que impulsó la repartición de aguas frescas en el mercado 20 de Noviembre durante el Viernes de Dolores.
En el mercado esta tradición de regalar aguas comenzó hace 45 o 50 años, aproximadamente, a propuesta de la fallecida cocinera Dina Rodríguez de Victoria. Aunque la instalación del altar de la Virgen de Dolores ya se acostumbraba.
Hace unos 50 años, según recuerda Elvia, en el Viernes de Dolores solamente se obsequiaba agua en el templo de Santo Tomás Xochimilco, en el barrio del mismo nombre. Pero las aguas eran de limón rallado con chía.
Actualmente, las aguas también se suelen regalar en otros templos católicos e incluso en galerías y otros comercios que también instalan el altar.
Este sexto viernes de Cuaresma, en los templos se pudo apreciar el altar en el que se colocan: una imagen de la virgen María en su advocación dolorosa, veladoras, platos con semillas de lentejas y maíz, animales de barro con germinados de chía (característicos de Santa María Atzompa), macetas de milpa, además de banderas, recipientes con aguas de colores (en alusión a las lágrimas de la virgen), floreros con hierbas aromáticas para hacer menos penoso el momento de la virgen y siete veladoras. Asimismo, la mesa del altar se viste con manteles y papel picado en blanco y morado, que evocan el luto, la tristeza y la pureza.