Este ha sido un año muy particular para la historia mexicana, múltiples e importantes conmemoraciones nos han hecho volver a mirar nuestro pasado, centrarnos en temas que por mucho que sean discutidos, siempre habrá un nuevo lente desde donde mirarlos, analizarlos e irlos desentrañando para conseguir una historia neutra con los personajes que nos han forjado en los últimos cinco siglos.
Por ello, vale la pena abordar la novela Dos mundos, Malintzin y Gonzalo (Sélector/2021) que ha escrito Andrés Orozco Vidal, quien considera que “es necesario que la historia se esté revisando constantemente”, pues dice que debemos reconciliarnos con importantes periodos históricos como la Conquista, que, desde el discurso ideológico gubernamental, nos lleva a sentirnos como víctimas. “No acabamos de reconocer que somos esa fusión, ese sincretismo que se dio de manera violenta, pero es lo que forjó al México actual”; además comenta que con quienes realmente debemos tener un gran compromiso es con los actuales pueblos indígenas que están marginados.
Con esta idea el autor decidió escribir su primera novela, donde narra tres historias encaminadas en este periodo. Comenzando en 1511 con un célebre, pero a la vez desconocido naufragio durante la exploración de las Indias, al cual sobrevivieron Gerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero, este último se adaptaría tanto a los pueblos mayas de Yucatán que se volvería uno de ellos, luchando contra su propia raza por defender a su nuevo pueblo, donde tuvo descendencia, de esta forma se convirtió en el padre del mestizaje.
La novela histórica continúa con la vida de Malintzin, llevando a los lectores a conocer pasajes de su vida, desde la niñez, su época como esclava en el mundo indígena y su posterior colaboración con Cortés, donde supo ser una mujer estratega, de decisiones propias y no una traidora como es convencionalmente presentada. La trama continúa con la fastuosa y casi épica expedición de Hernán Cortés que, haciendo alianzas con otros pueblos de la zona, consigue que Tenochtitlán cayera para la eternidad. Y con ello surgiera el nuevo mundo que hace eco hasta nuestros días.
Para finalizar, el autor nos dice que “para los investigadores, su trabajo es escudriñar la verdad, mientras que los novelistas deben seguir recreando historias a partir de ese puente inagotable de sueños que es nuestra historia”.
@Urieldejesús02
