El dolor de las madres buscadoras está plasmado en su poesía, lo mismo que las guerras que persisten en un mundo donde el ideal de paz pareciera muy lejano. Pero también están presentes el amor y la esperanza de una madre que constantemente se ha preguntado por qué trajo a su hijo a este mundo.
“Yo no sé hacer leyes, no sé pintar un cuadro, lo que sé es escribir”, dice la poeta y gestora cultural Melisa Arzate Amaro (Ciudad de México) al reflexionar que su poesía puede partir de la sonrisa de las mujeres de Tlacolula a las que se ha encontrado en su visita al tianguis dominical, del recuerdo de su hijo jugando con niños desconocidos en el zócalo de la ciudad de Oaxaca, de la cruda realidad del país y del mundo.
Melisa y su poesía no pueden ser ajenas al contexto que le ha tocado vivir y que comparte con libros como “Titila Sangre” (Ediciones Periféricas, 2024) y “Entera Nueva” (Elefanta, 2024), los cuales presenta este fin de semana en la ciudad de Oaxaca. La primera actividad será en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, al mediodía del 12 de octubre (a las 13:00 horas) y en la Feria Internacional del Libro de Oaxaca el domingo, a las 17:00.
En la víspera de su presentación, la autora originaria de la Ciudad de México conversa con El Imparcial. En la entrevista, cita a Ezra Pound y el poemario que este le dedicó a su entonces prometida Hilda Doolittle.
En ese poemario él dice que la poesía no puede desvincularse de la realidad, sobre todo del fenómeno social. Y yo comparto esa idea, creo que la poesía, en general las artes, no pueden desvincularse del contexto social y ello no tiene por qué significar que haya un compromiso partidista de ninguna índole”.
Para Melisa, la conexión con su entorno no puede desvincularse de su quehacer como pensadora, de su rol como mujer, como gestoría, compañera o madre: “Es una misma cosa. Y sí algún creador pretende que no lo es… Yo lo respeto… (Pero) yo no puedo”.
“Y como digo en un texto dedicado a los feminicidios, si yo dejo de hablar de ellas, las olvido. Y no las quiero olvidar. Si dejo de hablar de las mujeres asesinadas en mi país las estoy omitiendo y al hacerlo las estoy borrando y condenando al olvido. Y yo no las quiero olvidar”.
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“Titila Sangre”, libro en el que uno de los temas que trata son los feminicidios, surgió al final de la pandemia de COVID-19. En él hay poemas relacionados con imágenes y referentes de otras literaturas y reflexiones sociales. “Yo me nutro mucho de las artes visuales, no la puedo evitar ni quiero evitar, esa es mi formación” apunta quien se ha formado en historia del arte y la literatura latinoamericana.
El cine, la música y otras artes están presentes en este libro, en el que sus reflexiones abarcan el feminismo y el contexto social e histórico que le ha tocado vivir. “A las mujeres mexicanas nos acontece vivir nuestro género de una manera dura, violenta, terrible. Y eso está aquí, y no porque quiera hacer un estatuto o manifiesto de ningún tipo sino es la vida que enfrento y vivo en el lugar en el que nací y de donde jamás me iré”.
En “Entera Nueva”, que también compartirá con el público en ambas presentaciones, la autora se enfoca más en un ejercicio del lenguaje y que divide en tres momentos.
“Me interesa mucho la reflexión en torno al origen de las palabras y sus raíces etimológicas, del lenguaje, los relatos que guardan las palabras”, explica Arzate, quien vuelve a la reflexión sobre su poesía, aquella que le ha permitido a través de las palabras encontrar la respuesta sobre su ser como madre y el por qué traer a su hijo a este mundo: “A eso creo que traje a mi hijo, a la posibilidad del amor. También de eso escribo, aunque haya poemas que parecen durísimos, estoy escribiendo sobre la posibilidad del amor… Para eso sirve la poesía, como una posibilidad de conexión con el otro”.