Guelaguetza, un “espectáculo”; nada se ha devuelto al pueblo
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Guelaguetza, un “espectáculo”; nada se ha devuelto al pueblo

La poeta y activista, Irma Pineda, apunta que la Guelaguetza se apropia y tergiversa las prácticas comunitarias


Foto: Luis A. Cruz / Los zapotecas Irma Pineda y Jaime Martínez Luna coinciden en que la Guelaguetza sigue siendo un espectáculo meramente comercial.
Foto: Luis A. Cruz / Los zapotecas Irma Pineda y Jaime Martínez Luna coinciden en que la Guelaguetza sigue siendo un espectáculo meramente comercial.
  • El antropólogo Jaime Martínez Luna señala que “devolverla” al pueblo implicaría dejar que éste la organice

 

Contrario al discurso oficial, en el que la reciente edición de las fiestas de Guelaguetza se ha descrito como del pueblo y que recobró su “esencia y carácter intercultural”, los zapotecas Irma Pineda y Jaime Martínez Luna coinciden en que la fiesta oficial sigue siendo un espectáculo meramente comercial.

La Guelaguetza (las fiestas) 2023 dio muestra del gran potencial cultural de la entidad que se traduce en crecimiento a través de las comunidades”, dijo este martes el gobernador, Salomón Jara Cruz al hacer un balance de las cuatro funciones del programa Lunes del Cerro.

A decir del mandatario originario del municipio zapoteco de San Melchor Betaza, esta edición de las fiestas “le volvió a pertenecer a nuestro pueblo”, aunque también dijo que con estas llegaron más de 132 mil turistas nacionales y extranjeros, 7.34 por ciento más que en 2022, y que con ellos hubo una “derrama económica de 435 millones de pesos, 10 por ciento más que en 2022”.

 

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Sin embargo, ni la poeta y activista ni el pensador y antropólogo zapotecos coinciden con él cuando se refiere a que la Guelaguetza se devolvió al pueblo, dejando abierta la pregunta de si como espectáculo, le ha pertenecido alguna vez.

Ante todo debemos afirmar que el Lunes del Cerro es un espectáculo comercial”, apunta Martínez Luna sobre el número principal de una serie de programas y actividades que ahora se conocen como Guelaguetza, fiestas de Guelaguetza o “Julio, mes de la Guelaguetza”.

Como confirma el investigador Jesús Lizama Quijano en su libro “La Guelaguetza de los Lunes del Cerro”, esta inició y se conformó en 1951, organizada por el Comité Pro Festejos Tradicionales de Oaxaca, que invitó en ese año a cuatro regiones para presentar sus bailables y llevar sus productos típicos; y en 1958 ya eran siete las regiones invitadas.

Aunque el investigador rechaza los discursos que han buscado legitimar a estas fiestas tomando como supuestos orígenes el Homenaje Racial de 1932, las fiestas de la Virgen del Carmen o las festividades prehispánicas ligadas al maíz.

Si bien es cierto que el espectáculo es alimentado por “la diversa riqueza cultural de todo Oaxaca”, Jaime Martínez Luna remarca que el “Estado lo organiza para fines de ingreso económico, y el ingreso obviamente es mucho mayor para el mundo empresarial”.

 

Foto: Luis A. Cruz / Pineda recuerda que la palabra guelaguetza puede traducirse como una práctica de hermandad o de dar ofrenda.

 

Por su parte, la poeta binnizá (zapoteca), Irma Pineda, recuerda que la palabra zapoteca guelaguetza o guendalisaa puede traducirse como una práctica de hermandad o de dar ofrenda, pero tiene un significado más profundo, pues implica unión, ser familia y comunidad. Esto, ahonda, es algo que ha sido practicado por los pueblos indígenas, con ciertos cambios por el mismo sistema capitalista.

Del papel del Estado, la poeta refiere que se ha apropiado y tergiversado prácticas como la Guelaguetza para nombrar un espectáculo “para turistas” y así presentar las danzas y demás expresiones de los pueblos originarios, aunado a otras actividades como ferias de diversos tipos. Y aunque artesanas, productores de mezcal u otros sectores de los pueblos y comunidades han buscado insertarse en este “circuito” no son mayoría ni la derrama económica se refleja en los pueblos.

El pensador Jaime Martínez Luna apunta que “las culturas oaxaqueñas son expresión de toda una civilización”, aunque negada “por el raciocinio colonial que porta el modo de vida liberal hegemónico que gobierna al país”. De ahí que “devolverle la Guelaguetza al pueblo es dejar que el pueblo la organice”, lo cual no ha sucedido.

Devolverla al pueblo, prosigue Martínez Luna, “posibilitaría que el pueblo tome conciencia de su valor comunal (organización de los pueblos originarios y conjunto de sus elementos comunes) y civilizatorio”. También sería “desfolclorizar la Guelaguetza y convertirla en una fecha para que el mundo aprenda de Oaxaca”, sin que esto implique “erradicar la derrama económica sino darle al pueblo el valor que tiene su razón de vivir.

Guelaguetza es dar y recibir en la construcción de la vida, reducirla a espectáculo folclórico es negar su riqueza civilizatoria”, remarca.


aa

 

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