Originados a finales de los años 90, por iniciativa del artista Juan Alcázar, los talleres comunitarios del Taller de Artes Plásticas Rufino Tamayo sufrieron los recortes presupuestales en enero de este año, cuando se suspendieron. Sin embargo, en junio se retomaron las actividades y los primeros resultados de la nueva etapa se mostraron el pasado martes en las instalaciones de recinto ubicado en San Felipe del Agua.
“Afortunadamente, se hicieron las gestiones y se lograron reactivar en junio”, señala Moisés García Nava, director del recinto fundado hace 43 años. Asimismo, que lo que se pretende ahora es reactivarlos, visibilizarlos y que aumenten en el estado.
En el año 2003, cuando eran dirigidos por el maestro Juan Alcázar, los talleres comunitarios del Taller de Artes Plásticas Rufino Tamayo fueron reconocidos por la Casa Blanca, menciona Nava sobre la propuesta presente en comunidades como Juchitán de Zaragoza, Santa María Jalapa del Marqués, Santiago Laollaga, San Sebastián Tutla, San Bartolo Coyotepec y Ocotlán de Morelos.
Aunado a ello que por el resto del año se mantendrán y se busca acrecentarlos, con la participación de autoridades de diferentes órdenes de gobierno, entre ellas las locales.
Hasta ahora, otras de las comunidades donde funcionan los talleres son Macuilxóchitl de Artigas Carranza, Pinotepa de Don Luis, Santiago Huajolotitlán, Santa Catarina Juquila y San Juan Quiahije.
Lo que se ha buscado también es una alianza con los chicos egresados de la Facultad Bellas Artes, expone Nava, en vista de que varios provienen de las comunidades, para retomar los orígenes del Tamayo, un talle formado en sus inicios por jóvenes artistas provenientes de las diferentes comunidades del estado, que vivían y trabajaban en el taller bajo la guía del maestro Roberto Donis.
“Fiel a estos principios y testigo del poder transformador de arte, en su persona y en su comunidad, el maestro Juan Alcázar se planteó la misión de llegar a un mayor número de jóvenes en las diferentes comunidades del estado, con el fin de acercarles las artes plásticas como una alternativa de vida, una opción de desarrollo e incluso una opción ante el fenómeno migratorio”, expresó el director durante la muestra de resultados el pasado martes.
Asimismo, recordó que en un inicio estos talleres funcionaron como una retribución ofrecida por un grupo de jóvenes estudiantes del Taller Rufino Tamayo, a quienes se les otorgó una beca con el fin de apoyarlos en su manutención y materiales de producción, por lo que el trabajo era en dos vías: acercando las artes plásticas a comunidades que no habían tenido esta oportunidad e incentivando a los estudiantes con recursos que les permitían continuar dedicándose de lleno a su labor.
Hasta el momento, los talleres comunitarios operan en 13 comunidades, con igual número de instructores y durante junio y julio atendieron a más de 200 alumnos en cada mes.
