Cine mexicano: “saludable”, pero con carencias
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Arte y Cultura

Cine mexicano: “saludable”, pero con carencias

Aunque goza de diversidad de propuestas, la producción nacional adolece en apoyos a su producción y exhibición, señalan la gestora cultural Isabel Rojas y el cineasta Rigoberto Perezcano


La salud del cine mexicano que la gestora cultural Isabel Rojas y el realizador Rigoberto Perezcano perciben en una alta producción y diversidad de propuestas, contrasta con los tiempos y oportunidades de exhibición en salas, y que a veces se reducen tan sólo a los festivales. Para la directora del circuito de exhibición OaxacaCine, hay “un escenario de exhibición bastante reducido para la cantidad de películas que se podrían ver”, considerando que México es “el cuarto país en el mundo en consumo de cine” (tan sólo antecedido por India, China y Estados Unidos).

A nivel nacional, y de acuerdo con Comscore Latinoamérica, las producciones nacionales recaudaron en este año mil 107 millones de pesos, una cifra histórica gracias a los 23.6 millones de personas que acudieron a las salas. Sin embargo, detalla la firma, la tendencia a nivel mundial es la baja en asistencia a salas, debido a que las plataformas de video bajo demanda (entre ellas Netflix, Amazon Prime Vide, Clarovieo, HBO Go y Blim) vana ganando terreno.

Pero en medio de este contexto, el de las películas que llegaron a las salas, Perezcano y Rojas notan aún la falta de apoyo a producciones nacionales y legislación en la materia, a fin de permitir que estas compitan con producciones extranjeras.

“Lo que pasa es que en las salas comerciales el cine que se exhibe es un 80 y tanto por ciento estadounidense, luego un pequeño porcentaje es mexicano, uno menor para el europeo y uno más para el cine latinoamericano”, detalla Rojas.

En el país, refiere Perezcano, “vivimos de dos monopolios muy fuertes y grandes a los que les importa muy poco lo que se está haciendo con el cine en México, lo que les importa es la taquilla, lo que está bien desde un punto de vista empresarial. Sin embargo, me parece que habría que voltear a ver películas como La Camarista y La Negrada, que son hechas por cineastas mexicanos y que tienen una salida muy mínima”.

El ganador de un Ariel por su último filme, Carmín tropical, destaca que si bien “la salud del cine mexicano radica en la diversidad de sus creadores”, es pertinente la atención a la producción y a la exhibición. En el momento en que se refuercen estas partes, subraya, se avanzará.

La mejora en modelos de exhibición es un pendiente que ha señalado Ernesto Contreras, presidente de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas. En un año donde las producciones nacionales rebasaron las 180 películas, el director de Sueño en otro idioma remarca la necesidad de una competencia justa.

“Necesitamos que todas las películas lleguen a sus públicos”, decía en junio de este año el también ganador de un premio Ariel. Para Contreras, lo que se tiene que modificar es la Ley General de Cinematografía, para redimensionarla “en función de lo que estamos viendo como revolución audiovisual”, como exponía a este medio, pues “no hablamos sólo de las salas cinematográficas, sino de las pantallas que tienen que ver con plataformas digitales, con tablets”.

Perezcano se suma a la exigencia de Contreras, ya que “mucho del cine mexicano se hace con fondos federales y estos, al no tener salida en taquilla se convierten en un cochinito sin fondos”. Sin embargo, señala que la responsabilidad recae en las autoridades, en el Gobierno Federal. “Hay gente al interior de la Secretaría de Cultura que sabe de cine y es a ella a quien hay que preguntarle qué va a suceder con la producción cinematográfica, con la protección al cine nacional y sobre todo con las salas independientes”.

EL CASO DE FILMINLATINO

En diciembre, el anuncio de cierre de la plataforma FilminLatino y la posterior cancelación de la medida debido a reacciones de la comunidad cinematográfica, puso en el foco el tema del consumo en la plataforma frente a otras.

“La única plataforma de cine mexicano, efectivamente, ha tenido muy pocos usuarios en comparación con otras que hay para ver video bajo demanda”, reconoce Isabel Rojas. Sin embargo, señala el lugar del activismo digital, con comentarios que provenían, muy probablemente, de “gente que ni siquiera está inscrita o ha entrado a ver una película a la plataforma”.

Es lo que pasa con las posibilidades que dan las redes sociales, que pone al alcance de mucha gente el poder opinar, ahonda. Pero lo ideal, refiere, es pasar de la opinión a la acción.

“Estamos en un buen momento, en el que deberíamos aprovechar estas posibilidades para que haya un consumo más amplio del cine mexicano y esto redunde en apoyos para la producción, exhibición y otras áreas de la cinematografía para desenvolverse de la mejor manera”.

LAS MANERAS DE APROXIMARSE AL CINE

La salud que tanto Rojas como Perezcano y Contreras han notado en el cine mexicano saca a relucir incluso a producciones que aún no han llegado a las salas comerciales, pero que han buscado espacios en festivales de cine o en recintos independientes.

Rojas destaca el interés que hubo para ver La Negrada, película del oaxaqueño Jorge Pérez Solano y para la cual OaxacaCine ofreció tres funciones con lleno total y en las que no se alcanzó a cubrir la demanda. “Esto nos habla de un interés por el cine mexicano y en este caso por una película realizada por un director oaxaqueño, un cine local, uno que permite ver en pantalla a una parte de la población oaxaqueña (la afrodescendiente)”.

En su aniversario, OaxacaCine tuvo otras tres películas mexicanas que suscitaron “muchísimo interés del público”: Museo (de Alonso Ruizpalacios y ganadora del Oso de plata al Mejor Guion en la 68 edición del Festival Internacional de Cine de Berlín), Roma (de Alfonso Cuarón, que se ha ganado el León de Oro como mejor película en el Festival Internacional de Cine de Venecia) y La Camarista (Lila Avilés, reconocida en el Festival de Cine de Morelia).

Son “películas muy diversas entre sí que nos permiten ver que hay muchas maneras de aproximarse al cine mexicano”, apunta Rojas. Para Rigoberto, Roma, La Negrada y La camarista proponen “visiones completamente diferentes”, como ha ocurrido hace varios años, y eso, como cineasta, le otorga satisfacción, pero también le “obliga a hacer una película proponiendo otra visión”.