Rufino Tamayo: arte y conexión con Oaxaca
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Arte y Cultura

Rufino Tamayo: arte y conexión con Oaxaca

En 1899 nace Rufino Tamayo, en el barrio del Carmen Alto, centro de la ciudad de Oaxaca


A Rufino Tamayo, el curador Juan Carlos Pereda lo ha calificado como un artista de creatividad inagotable, uno que recreó sandías, perros, cuerpos femeninos o personajes de medio cuerpo, pero ninguno igual. Quien también es especialista en la obra del oaxaqueño, ha expuesto que el nacido un 25 de agosto fue criticado por los pintores nacionalistas de la primera mitad del siglo pasado, quienes le recriminaron el no haber puesto su talento al servicio “de los ideales políticos y sociales de aquella época”.

Tamayo, abunda la semblanza hecha por Pereda, “fue difamado con argumentos como una supuesta traición a los ideales revolucionarios”. De ahí que decidiera marcharse por temporadas a Estados Unidos, entre 1926 y 1929, y radicar en aquel país (aunque con visitas a México) entre 1934 y 1949. Esos son algunos pasajes de la vida de Tamayo, escritos en 2013, y a quien se recuerda este 25 de agosto, en un aniversario más de su natalicio.

Fue hace 119 años, en 1899, cuando nació Rufino Tamayo, en el barrio del Carmen Alto, centro de la ciudad de Oaxaca. Aunque pasó su infancia en la entidad, y después de fue a vivir a la Ciudad de México, en reiteradas ocasiones volvió para caminar por las calles de la “Verde Antequera” y deleitarse con la comida de sitios como El Coronita, como le ha recordado una de sus amigas, Alicia Pesqueira.

Del artista, la directora del museo de Arte Prehispánico de México Rufino Tamayo, decía hace un año que se trataba de alguien que gustaba de visitar los pueblos de Oaxaca. También a las amistades, entre ellas el fallecido artista Rodolfo Morales (de Ocotlán de Morelos) ya Francisco Toledo (a quien conoció en Europa, cuando este buscaba formarse por allá).

“Yo pasaba el día entero con ellos, yendo a todos lados y platicando como amigos”, comentaba Alicia sobre el matrimonio Tamayo: Rufino y Olga, y con el que colaboró para la apertura del museo donde se resguarda la colección de arte prehispánico del artista.

Tamayo era un poco tímido, de pocas palabras, pero que una vez en confianza se animaba a tocar la guitarra, agregaba Pesqueira.

“Para él la vida era la pintura, se levantaba, se bañaba y se metía al estudio —un cuarto muy grande y bonito con la luz por el techo, del lado norte— y Olga muchas veces lo ayudaba, pasaba por el estudio y le decía: ‘ya, déjalo ahí, ya no le sigas’, y el maestro le hacía caso”.

SU LEGADO

En Oaxaca, el nombre de Tamayo y su esposa siguen en forma de una casa hogar para personas de la tercera edad: Los Tamayo, que administra el ayuntamiento de la capital. Permanece también en un taller de artes plásticas al que apoyó para su apertura, hace 44 años. En 2016 y 2017, su obra gráfica, reunida por la Fundación Black Coffe Gallery, llenó las salas del Museo de los Pintores Oaxaqueños.

En ese entonces, el empresario y coleccionista Benjamín Fernández Galindo decía que la muestra obedecía en parte a que Tamayo es “de los artistas más importantes del mundo, particularmente de México”, y cuya obra es constante en varios recintos del mundo.

Rufino Tamayo, obra gráfica 1925-1991, una pasión que no se apaga era el nombre de la exposición en que se reunían más de 60 gráficas propiedad de la fundación que se desprende de una red de cafeterías que se erigen como una especie de galerías.

El empresario decía que lo importante de esta colección es que abarca casi toda la obra del maestro, desde 1925 hasta 1991, cuando muere.

UNO DE LOS IMPULSORES DE TOLEDO

Hace una semana, fue presentado un catálogo que se desprende de la colección Toledo/INBA. En el volumen, se hacía referencia a parte de la faceta desarrollada en cuatro décadas por Francisco Toledo, un artista que también estuvo conectado a la vida de Rufino Tamayo.

En uno de los textos que acompaña la publicación (y que también estuvo en la exposición alusiva, hecha en 2017 en el Centro de las Artes de San Agustín), está el testimonio del Francisco Toledo en torno al encuentro con Tamayo, en Europa.

Hecha por Daniel Brena, la entrevista aborda el momento en que ambos oaxaqueños se conocieron en París, Francia. También, la idea de Toledo respecto a que Tamayo era una persona muy generosa, que le apoyó a desarrollarse en el arte y que incluso intentó ayudarle a vender su obra.

Según comenta, cuando vio que su trabajo era más interesante, le pedía dejarle sus cuadros y los vendía con sus coleccionistas. Asimismo, lo llevó a varias galerías para ver si lo aceptaban, pero sin tener resultado.

“¿Ha visto qué cosas tan feas exponen? Y lo de usted, no lo quieren”, le decía un Tamayo molesto tras salir de esas galerías.
Del artista que creara más de mil 300 óleos, 465 obras gráficas, 20 murales y un vitral, se cumplen 119 años de su nacimiento. Sin embargo, como ha mencionado Juan Carlos Pereda, se trató de un artista que “murió longevo y sin un declive en su propuesta pictórica, reconocido universalmente”.


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