Tamayo y el ballet: una mirada al legado del artista universal
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Arte y Cultura

Tamayo y el ballet: una mirada al legado del artista universal

Este sábado se inauguró una exposición en la que el Museo Tamayo y el Mupo colaboraron


Fotos: Lisbeth Mejía Reyes // Tamayo fue requerido para colaborar en una obra en la que imprimió su mirada crítica a la historia.
Fotos: Lisbeth Mejía Reyes // Tamayo fue requerido para colaborar en una obra en la que imprimió su mirada crítica a la historia.

Con fotografías, carteles y otras imágenes o documentos, el Museo de los Pintores Oaxaqueños (Mupo) inauguró este sábado una exposición en la que aborda una de las intervenciones del artista Rufino Tamayo más allá del muralismo o la gráfica.

Juan Carlos Pereda, curador de la exposición, señala que aun cuando Tamayo no era alguien vinculado al ballet, fue requerido para colaborar en una obra en Europa, en la que imprimió su mirada crítica a la historia y el contexto que se vivía tras la guerra.

En los últimos 40 años, Juan Carlos Pereda trabajó y sigue trabajando con y sobre la vida y obra de Rufino Tamayo, el artista de origen oaxaqueño que logró el reconocimiento internacional y fue un referente de la gráfica, el muralismo y en la generación de espacios para el desarrollo de las artes.

Esta exposición documental es resultado de esto, de los estudios, de las indagaciones que hacemos en el amplísimo archivo de doña Olga Tamayo, que afortunadamente lo dejó en el Museo Tamayo de Ciudad de México y que ha sido una fuente muy amplia para documentar la trayectoria de Tamayo”.

 

El ballet “Antígona” se estrenó en 1959.

 

Esta exposición se refiere a la intervención de Tamayo en la danza, a la invitación que le hace el Covent Garden de Londres para que diseñe el vestuario y la escenografía de un ballet que se estrenó en 1959.

Este evento fue trascendental porque, primero, Tamayo no era escenógrafo ni diseñador de vestuario sino un artista con un gran prestigio, era un referente del arte en Europa”, explica el curador, quien antes de esta exposición también ha estado a cargo de las demás muestras en Oaxaca y en Ciudad de México.

La música para esta pieza fue escrita por Mikis Theodorakis, entonces un joven recién egresado, y la coreografía estuvo a cargo de John Cranko. Así, “Antígona”, nombre del ballet, reunió a estas tres figuras en un momento de posguerra.

Hay una cantidad de problemas sociales, económicos, pero sobre todo espirituales. Y entonces el ballet propone: no podemos volver al ballet clásico porque es una nueva época, un nuevo momento de la humanidad, de la cultura. Entonces lo que Tamayo se plantea es cómo hacer referencia al mundo clásico, pero también al contemporáneo, y al mismo tiempo a lo muy mexicano”, ahonda Pereda sobre la exposición en la que, por ejemplo, se observa una fotografía en donde uno de los protagonistas lleva una máscara de gas, algo habitual durante la guerra.


aa

 

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