Un operativo de seguridad en el Istmo de Tehuantepec reveló un preocupante hallazgo: una camioneta de tres toneladas, aparentemente abandonada, fue asegurada con más de 2 mil litros de líquido con características similares a gasolina. El hecho ocurrió este miércoles 25 de mayo sobre la carretera federal 185 “Transístmica”, a la altura de un área comercial de comida rápida, en el municipio de Heroica Ciudad de Juchitán de Zaragoza, Oaxaca.
En la unidad, marca Ford, color blanco y con placas RX-18-327, se localizaron dos tambos de 200 litros, dos contenedores de mil litros y otro más de 60. Todos con un líquido inflamable cuyo olor y apariencia sugieren que se trata de combustible ilegal, presumiblemente gasolina. La camioneta no tenía ocupantes al momento del hallazgo. Lo que refuerza la hipótesis de abandono deliberado.
COMBUSTIBLE CLANDESTINO, UN RIESGO QUE NO SE DETIENE
El transporte y almacenamiento ilegal de hidrocarburos no solo representa un delito federal, sino que expone a comunidades enteras a riesgos de explosión, contaminación y violencia. Este tipo de hallazgos son frecuentes en rutas estratégicas del Istmo. Una zona clave para el tránsito de mercancías legales e ilegales.
Tras la detección del vehículo, se activaron los protocolos de seguridad y elementos de la Policía Estatal turnaron el caso a la Fiscalía General de la República (FGR), con sede en Matías Romero Avendaño, para la investigación correspondiente. Aunque no se ha informado sobre personas detenidas, el aseguramiento abre nuevas líneas sobre el posible tráfico clandestino de combustible en la región.
UN DELITO SILENCIOSO QUE SE EXTIENDE POR EL TERRITORIO
Este incidente es un recordatorio del creciente mercado negro de hidrocarburos. Una actividad que opera en la sombra, alimentada por redes delictivas que aprovechan vacíos de vigilancia, infraestructura débil y complicidades locales. Mientras los discursos oficiales insisten en el combate frontal a este delito, la realidad en las carreteras mexicanas revela otra cosa: el transporte ilegal de gasolina continúa con una normalidad alarmante.
El hallazgo en Juchitán no debe pasar desapercibido. Más allá del decomiso, urge una investigación profunda que aclare el origen del combustible, su destino y los responsables detrás del operativo.
¿Quién mueve la gasolina clandestina en Oaxaca? Esa es la pregunta que aún está sin respuesta.
El hallazgo de combustible ilegal en una zona densamente transitada no solo es un dato más en una estadística; es una advertencia sobre cómo se normaliza la ilegalidad mientras se pone en riesgo la vida de ciudadanos comunes. La vigilancia efectiva no se mide por comunicados, sino por resultados concretos.