Es común que los médicos realicen una de tres pruebas de sangre para diagnosticar la prediabetes, una afección marcada por niveles de azúcar (glucosa) en la sangre más altos de lo normal, pero no tanto como para ser calificados como diabetes.
Aunque la prediabetes termina convirtiéndose a menudo en una diabetes tipo 2 completamente desarrollada, muchas personas pueden controlar la enfermedad si pierden una cantidad relativamente pequeña de peso y aumentan su actividad física, dijo Rhonda Bentley-Lewis, profesora adjunta de Medicina en la Escuela de Medicina de Harvard. “Con mis pacientes, insisto en que no se trata de una gran cantidad de peso”, dijo, “sino solo entre el cinco y el siete por ciento de su peso corporal”, o de 4,5 a 6,3 kilos en alguien que pesa 90 kilos.
Dos de las pruebas requieren ayuno, lo que ayuda a prevenir que los resultados se distorsionen debido a una comida anterior y proporciona “niveles basales exactos”, dijo Bentley-Lewis. La prueba de glucosa plasmática en ayunas, revisa los niveles de azúcar en la sangre después de un ayuno de entre ocho y diez horas; los resultados de 100 a 125 miligramos por decilitro indican prediabetes.
La prueba de tolerancia a la glucosa oral es la más sensible. Revisa los niveles de glucosa en sangre después del ayuno y, luego, dos horas después de ingerir una bebida endulzada; un resultado de niveles de 140 a 199 indican prediabetes.
Una tercera prueba, la A1c, puede ser la más práctica porque no requiere ayuno. Mide los niveles promedio de glucosa en sangre en los dos a tres meses previos; los resultados del 5,7 al 6,4 por ciento, que representan el porcentaje de glóbulos rojos con glucosa, indican prediabetes.
Aunque con frecuencia los médicos repiten las pruebas para confirmar un diagnóstico de diabetes, no siempre lo hacen para uno de prediabetes, dijo Bentley-Lewis.
Los especialistas pueden tratar la prediabetes con medicamentos, pero muchos pacientes prefieren intentar primero con la pérdida de peso y el ejercicio, comentó Bentley-Lewis. Entre los cientos de estadounidenses con prediabetes que participaron en un estudio nacional llamado Programa de Prevención de Diabetes, quienes recibieron asesoría sobre cambios en el estilo de vida —como perder una cantidad moderada de peso, aumentar su actividad física, y reducir la cantidad de grasa y calorías en su dieta— disminuyeron su riesgo de desarrollar diabetes en un 58 por ciento.
