Con pulque, música y alegría, en días recientes, en el mercado ÑuuYavi, del barrio de San Miguel en esta ciudad, se festejaron los primeros dos años de las Casitas Pulqueras.
Un espacio digno y seguro para la venta y degustación de esta bebida derivada del raspado del maguey y con cierto grado etílico que se ha coloca poco a poco en el gusto de la población.
Juan Carlos Pérez, pulquero de corazón, como se autodescribe, habló de este espacio ocupado por mujeres principalmente que bajan de sus comunidades para la venta del pulque.
Dijo que luego de la pandemia, en el 2022 las mujeres que venden pulque se refugiaron en este sitio para poder generar ingresos y ayudar a sus familias.
Irvin López, chef y productor de bebidas a base de pulque, destacó la importancia de este sitio, ya que poco a poco, en base a que se da apertura a la información, se conoce más de las bondades del pulque en fibra, proteínas y más beneficios a la salud.
“Es un sitio que se ha vuelto emblemático para el pulque y poco a poco agarró forma con estas casitas que alejan de la inclemencia del sol a las mujeres vendedoras”, dijo.
Señaló que a este mercado y las casitas llega el pulque de municipios como Atatlahuca, Nundaco, Cuquila y más poblaciones en donde se conserva el cultivo del maguey pulquero, pero además el raspado artesanal.
“Nosotros a base del pulque ofrecemos el hidromiel, una bebida etílica, dulce y similar al pulque, también el enjambre, una bebida tradicional de San Agustín Tlacotepec que es pulque endulzado con miel que le da un sabor e incluso la acides propia”, dijo.
Se piensa o se creía que beber pulque es deplorable, pero incluso en la historia prehispánica esta solo era bebida de dioses, sacerdotes y reyes.
“En las casitas del pulque en el mercado ÑuuYavi llega gente de todo, artistas, maestros, albañiles, mujeres y hombres y todos caben en este sitio de pulque y son bienvenidos”, dijo.
Cabe destacar que a este lugar llegan diariamente más de 80 litros de pulque, los cuales se venden, se disfrutan y se comparten con medida y en familia a solo 20 pesos la jícara.